lunes, 25 de junio de 2012

“Primera Persecución Religiosa en la República Argentina del Siglo XX”

    
El segundo gobierno del Gral. Perón se destacó, entre otras particularidades, por la animosidad manifiesta contra la Iglesia Católica, desencadenando una serie de medidas y acciones gubernamentales que dieron lugar a la “Primera Persecución religiosa en la República Argentina del Siglo XX”, y que concluyó en la triste, irreproducible y sacrílega jornada del 16 de junio de 1955.

Editó: Lic. Gabriel Pautasso

A fines de 1954 y hasta mediados de 1955, el gobierno peronista profundizó su ataque a la Iglesia Católica, por medio de críticas crecientes por parte de la prensa oficial y dirigentes peronistas, sumadas a diversas intervenciones de Perón:

La religión debe practicarse fuera de las organizaciones sindicales(29-09-1954, discurso en la CGT), acusación abierta a “ciertos sacerdotes” de “actividades antiperonistas”, y a “ciertos católicos” de “infiltración en las organizaciones del pueblo” –declaraciones del 10-11-1954, en una reunión de gobernadores; tras nombrar uno por uno a esos sacerdotes que actuaban supuestamente, como enemigos de su gobierno, destacó que pertenecían principalmente, a tres diócesis del interior: la de Córdoba, la de Santa Fe y la de La Rioja-.

En un mero raconto de hechos precedentes, que fundamentan esta persecución religiosa –abierta-pública-gubernamental-, basta señalar:

·         Disolución de la Dirección General de Enseñanza Religiosa (Decreto 20564/54 del 2-12-1954).
·         Clausura del Segundo Congreso Mariano y conmemoración del centenario del Dogma de la Inmaculada Concepción de María sin la presencia de Perón, quién no sólo no autorizó la celebración en Plaza de Mayo ni la procesión por las calles de Buenos Aires, sino que asistió a la llegada de Pascualito Pérez, campeón mundial de peso mosca, -quien arribó al aeroparque de la Ciudad en un avión militar, desde Montevideo, donde se retuvo para llegar justamente ese día-. (8-12-1954).
·         Entronización laica de Eva Perón, en todos los locales sindicales, lugares de trabajo y demás instalaciones donde los trabajadores la veneren (Reunión del Comité Confederal de la C.G.T. 8-12-1954).
·         Cesantía de los sacerdotes de las cátedras de Religión (9-12-1954).
·         Ley de Reuniones públicas (12-1954).
·         No son materia de promoción “Religión Católica y Moral(Resolución del Ministerio de Educación del 16-12-1954).
·         Supresión de los subsidios a los colegios e institutos católicos, así como también de todas las partidas para maestros de Religión (12-1954).
·         Clausura del diario católico argentino “El Pueblo” y encarcelamiento de su director gerente Jorge C. Dussol (12-1954).
·         Promulgación de la Ley de Divorcio (Ley N° 14.394 del 22-12-1954).
·         Modificación de la Ley de Profilaxis, para la habilitación de prostíbulos (Decreto 22532/54 del 30-12-1954).
·         Prohibición de la prédica católica; Persecución y encarcelamiento de los principales dirigentes de la A. C. A.; Fomento oficial de cultos no católicos.
·         Utilización de falsos sacerdotes para confundir a los fieles; Supresión de los Capellanes carcelarios.
·         Campaña de agravios y calumnias contra la Jerarquía y el clero católicos.
·         Proliferación e incitación por medio de lemas ofensivos: “Haga patria, mate a un cura”, “Perón sí, curas no”, Mueran los cuervos sotanudos”, “No queremos frailes”.
·         Desaparición de los Pesebres para Navidad.
·         Suspensión de funcionarios por llevar distintivos de la Acción Católica Argentina y del Servicio Sacerdotal de Urgencia o Hermandad del Santo Viático (11-03-1955).
·         Reducción de Feriados Religiosos (Decreto 3991/55 del 21-3-1955); Modificación del Juramento de los Diputados Nacionales –no se puede Jurar por Dios y por la Patria.
·         Rectificación del Calendario Escolar: días laborables para las escuelas “… Jueves Santo, Ascensión del Señor, Corpus Christi, Día del Pontífice, Asunción de la Virgen, Santa Rosa de Lima, Día de Todos los Santos, San Martín de Tours”. (Resolución del Ministerio de Educación del 4-04-1955).
·         Derogación de la Ley N° 12.978, de Enseñanza Religiosa (11-05-1955).
·         Inasistencia del Presidente de la Nación al Tedeum del 25 de mayopor primera vez en la historia-.
·         Fiesta de Corpus Christi –jueves 9 de junio-, declarado como día laborable por decreto, lo que obligó a trasladar la Procesión al sábado 11 a las 15:30 hs, con una multitudinaria asistencia.
·         Suspensión de los actos religiosos fuera de los templos (Disposición del Ministerio del Interior, 12-06-1955).
·         Persecución, detención, encarcelamiento y trato desconsiderado hacia monseñores, sacerdotes y laicos católicos –que se resistieron al asalto a la Catedral el 12 de junio-; especialmente los casos de Mons. Ramón Novoa, Obispo auxiliar de Buenos Aires, y Mons. Manuel Tato, Canónigo de la Iglesia Catedral, quienes son exonerados de sus cargos (Decreto del PEN del 14-06-1955), luego expulsados y embarcados en un avión con rumbo desconocido (15-06-1955).

Enterado Su Santidad Pío XII de lo ocurrido, excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este atropello; el 15 de junio de 1955, la Sagrada Congregación Consistorial excomulgaba “de jure” al Gral. Perón, por decreto firmado por el Cardenal Adeodato Piazza:

“Cun postremis hisce temporibus in Republica Argentina multismodis in Ecclesiae iura invasum sit et im ipsas ecclesiasticas personas sitimpetitum; novissime quidan nedum manus iniicere in Excmum P.D. Emmanuelem Tato, Episcopum titularem Aulonensem, Auxiliarem et  Vicarium Generalem archidioecesis Bonaërensis, sed et Ollum ab exercitio suae jurisdictionis impedire et ab ipsa Dictione Argentina expellere ausi sint, Sacra Congregatio Consistorialis declarat ac monet eos omnes qui huiiusmodi delicta petraverunt, sive mandantescuiuscumque generis et gradus, sive complices quos praefata delicta sua natura postularunt, sive illos qui ad delictorum consummationem latae sententiae epeciali modo Apostolicae Sedi reservatam, ad tramitem cann, 2343 s 3, 2334 n. 2, 2209 s 1.2. 3 C. I. C., contraxisse ceterasque poen as pro qualitate delinquetium incurrisse, ad normam sacrorum canonum.
Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis Consistorialis, die 16 Iunii 1955. Fr. A. I. Card. Piazza, Ep Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto, Adsessor”.[1]

No obstante, se produce la detención y encarcelamiento de Monseñor de Andrea.

Valientemente expresó la Verdad de lo que se vivía en esos momentos de tensión, el Arzobispo de Santa Fe, Mons. Fasolino, en carta al Dr. Jerónimo Remorino, entonces Ministro de Relaciones Exteriores y Culto:

“…; se admite el 17 de octubre en homenaje al triunfo del Excmo. Sr. Presidente y se relega la fiesta de Corpus Christi, cuando se le rinde a Cristo, entre nosotros, el homenaje mundial y triunfal de los católicos y de las Naciones Católicas….

Relata sobre las vísperas el Dr. Mariano Grondona:

“El 11 de junio asistí junto a mis compañeros universitarios de la FUBA, con quienes había hecho causa común contra el gobierno, a la manifestación más impresionante de la que tenga memoria: la celebración de la fiesta de Corpus Christi en la Plaza de Mayo, a la que acudieron no sólo una multitud de católicos sino también una multitud de no católicos, todos ellos movilizados por el conflicto que el presidente Perón mantenía con la Iglesia. Al día siguiente corrió el rumor de que bandas armadas planeaban incendiar la Catedral. Allí fuimos algunos cientos de personas para defenderla. Entre las presencias que recuerdo estaban católicos que habían dejado de respaldar a Perón como el legendario Marcelo Sánchez Sorondo y el juez de la Suprema Corte Tomás Casares. Nos alineamos ante a las puertas de la Catedral, hasta que frente a nosotros un grupo empezó a instalar una ametralladora pesada. Esta fue la señal para que nos internáramos dentro del templo. Monseñor Tato y los sacerdotes que lo acompañaban nos dieron la comunión. Pasaron las horas hasta que Tato nos reunió para decirnos: "Todo está arreglado. Van a ir todos presos", permitiendo enseguida que se escabulleran por un túnel secreto aquellos compañeros a quienes buscaba la policía. Pese a nuestra alarma inicial, todo había sido acordado con el juez interviniente, quien nos liberó cinco días más tarde de nuestra detención en Villa Devoto, dos de cuyos pabellones habíamos colmado. La estancia de cinco días en la cárcel fue memorable porque, siendo casi todos los cautivos profesores o estudiantes, se organizaron conferencias y mesas redondas como en una pequeña Atenas”[2].

El Ing. Enrique Cassagne fue uno de los jóvenes católicos que el 12 de junio de 1955 resistió el ataque a al Catedral; en tal sentido expresó:

"(…) Yo era presidente del Centro de Acción Católica y habíamos hecho una red para mantenernos comunicados. El domingo 12 de junio de 1955 yo estaba almorzando en casa cuando sonó el teléfono y el vicepresidente de la Acción Católica me avisó que estaba ocurriendo algo serio frente a la Catedral. Entonces nos fuimos todos a Plaza de Mayo, adonde llegamos antes de la una. Había varios jeeps con muchachones armados, con banderas y carteles de la Alianza Libertadora Nacionalista. Daban vueltas por la plaza, amenazaban, gritaban y apuntaban con sus armas contra los que nos habíamos reunido en la Catedral. Se corría el rumor de que iban a quemarla. Nosotros, los jóvenes católicos, que estábamos completamente desarmados, nos colocamos en las escalinatas de la Catedral. En un momento, los tipos se bajaron de los jeeps y empezaron a romper el macadán. Sacaron pedazos y el primero que tiraron me lo dieron a mí aquí -se señala la parte superior derecha de la frente -, así que entré al templo y me limpié la herida, que sangraba, con agua bendita."

"(…) Los que defendíamos la Catedral éramos más de 300, tal vez 340 jóvenes, mayoritariamente varones. Entre los presentes estaba mi amigo Carlos Alberto Velazco Suárez, que apenas 15 días antes había salido de la cárcel de Villa Devoto, donde había sido llevado por participar en las protestas universitarias, y que en la noche de ese día 12 volvería al penal. Ya dentro de la Catedral, se prendieron todas las luces y, en menos de diez minutos, todos los bancos estaban apuntalando las puertas que habíamos cerrado. Como estábamos desarmados, rompimos esas sillitas coloradas que utilizan los obispos y les arrancamos las patas para usarlas de palos. Todos pensábamos que, si los tipos de los jeeps entraban a la Catedral, ya sin bancos ni parapetos, éramos blanco fácil para sus armas de fuego. Para colmo, por debajo de las puertas empezó a entrar humo, como si estuvieran quemando la entrada. A todo esto, se dio una absolución general y se consumieron todas las hostias. Todos esperábamos que los tipos entraran y nos dispararan."

"(…) Pudimos, en tanto, hablar por teléfono a nuestras casas y poner a nuestras familias al tanto de lo que estaba ocurriendo. El grupito provocador, el de los jeeeps, había desaparecido y la policía nos arrestó a nosotros, a los defensores de la Catedral."

"(…) Había dos filas de policía montada y al final estaban los celulares, que se fueron atestados con nosotros adentro. Nos llevaron detenidos a la Guardia de Infantería y, finalmente, a Villa Devoto. Era impresionante, cuando uno iba entrando, una tras otra se cerraban las rejas con un fuerte clack´ metálico. Al quinto clack´ uno pensaba ?de acá no salgo más, estas cinco no las paso´. Hacía tanto frío que dormimos esa noche tirados todos juntos, pegados al vecino”.[3]

El Alte. Tessaire, ex vicepresidente, en declaraciones del 4 de octubre de 1955, publicadas en días sucesivos en la prensa argentina en general, señaló:

“(…) La crisis partidaria fue, como es lógico, una consecuencia de la crisis política argentina. Se origina principalmente en la inmoralidad administrativa y culmina con la agresión contra la Iglesia, cuya iniciación nace del despecho que le produjeron a Perón los éxitos de público en los actos estudiantiles secundarios de Córdoba, frente al fracaso de los mitines organizados por la UES, creada por él como instrumento político. Pero como Perón no podía arrastrarnos a la lucha anticatólica con ese pobre argumento, fabricó la leyenda de la intromisión clerical en la política, a cuyo efecto inventó hechos imaginarios, exhibiéndonos elementos de juicio totalmente falsos. Embaucados de esa manera, se produjo el acto del Luna Park, donde algunos oradores -haciendo fe en su palabra y en sus afirmaciones—censuramos esa intromisión de la Iglesia en la política, sin advertir –hasta días después—que todo era un fraude cuidadosamente preparado por el ex presidente, cuya fingida indignación era parte de la comedia representada”.

“(…) Posteriormente, Perón intentó arrancar de las Cámaras legislativas una ley de expropiación del templo de la Catedral, a cuyo efecto le hizo presentar un proyecto a su ministro Méndez San Martín que, se empeñó personalmente en prestigiarlo. Pero varios nos opusimos terminantemente a ese propósito, evitando que se consumara otro atropello contra la Iglesia. Ya estábamos en antecedentes de la verdad del problema y esta vez Perón no pudo sorprendernos con otro engaño. En lo referente a su desaprensión por la vida democrática, basta mencionar la circunstancia de querer eliminar al Partido Conservador y al Partido Socialista del panorama cívico argentino, por el solo hecho de no haber concurrido a las elecciones de 1954. Su entusiasmo por este cercenamiento cívico fue enorme y tan sólo por la intervención mía y de otros integrantes del Poder Ejecutivo, tal propósito no se llevó a cabo”.
En la tarde del 16 de junio, el odio contra la Religión Católica corre por la ciudad de Buenos Aires con mayor virulencia, perversidad, cinismo y apostasía, de la mano de aliancistas-cegetistas-movimientistas-forajidos, produciendo el asalto, quema, profanación y sacrilegio de Iglesias, a la vista e inactividad cómplice de la Policía y de los bomberos, que les decían “¡Salgan pronto muchachos!”,con apoyo de personal y camiones de la empresa Quilmes, de la empresa estatal YPF , de la Fundación Eva Perón y del Ministerio de Salud Pública; el saldo maquiavélico de la jornada: bancos amontonados que arden en forma de pira incendiaria; sacristías completamente destruidas, tabernáculos abiertos a hachazos, altares despojados, aras consagradas sacadas de sus huecos, copones llenos de hostias consagradas lanzados por los aires, robo de ornamentos y gran cantidad de imágenes sagradas y crucifijos -todas mutiladas y despedazadas-, tiradas en la vereda y en la calle. El Palacio Arzobispal y ocho Iglesias: San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicolás de Bari, Nuestra Señora de Las Victorias y la Capilla San Roque, son asaltadas, profanadas, saqueadas e incendiadas”; simultáneamente, hechos similares se producían en Bahía Blanca, Tucumán, la Plata y Azul”.

Los Padres Redentoristas de Las Victorias tocan las campañas de su iglesia para pedir auxilio; dicha congregación sufre la golpiza –previa absolución dada por Mons. Caggiano-, y muerte –después de varios días de agonía, de uno de sus miembros, “el primer mártir de esa persecución religiosa en nuestra patria”: el Rvdo. P. Jacobo Wagner, C.SS.R., tal como lo señalara al término del funeral, Mons. Franceschi. El 17 de junio, Mons. De Andrea entra en la cárcel de Villa Devoto. En el Cuadro Nº 1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los cuales se cuenta el Rvdo. P. Sojo y los Jesuitas del Colegio Salvador, el Rvdo. P. Virgilio Filippo y el Obispo de la diócesis de San Nicolás, Mons. Silvio Martínez, quién ha sido detenido con los Agustinos; en una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Mons. Gustavo J. Franceschi.

El tema trascendió, como lo demostraría sir Winston Churchill cuando dijo:

"Perón es el primer soldado que ha quemado su bandera y el primer católico que ha quemado sus iglesias".

A cincuenta y tres años de dicha afrenta y persecución hacia la Religión Católica, a sus Templos, a sus Pastores y grey, “única por su virulencia  en la historia de nuestra Patria” –de Tradición hispano-católico-mariana-, vayan nuestras sinceras oraciones por las almas de aquellos que movidos por el odio y la ceguera del corazón –de pensamiento, palabra, obra u omisión-, llevaron adelante aquella funesta y sacrílega acción, verdadera orgía demoníaca de fuego y de robo, y por la de aquellos que fieles a la Fe, llevaron con Amor la Santa Cruz en el calvario de esos días aciagos para Dios y la Patria. En tal sentido, el Rvdo. P. Alfredo Sánchez Gamarra, C. SS R. expresó:

“¡Jacobo Wagner! Tu sacrificio no fue estéril. Grano de trigo enterrado en el surco de la tumba, contribuiste sin saberlo cuando caías, a la germinación de la victoria que hoy contemplas desde el cielo”.

Como católicos, debemos apoyarnos y guiar nuestros pasos teniendo presentes las sabias palabras evangélicas:

«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. Mateo 5: 43 – 48.

Vayan como cierre las sabias palabras pronunciadas en el sermón de la Hora Santa previa a la misa de medianoche, el 11 de junio de 1955, en la Basílica del Santísimo Sacramento, por el Rvdo. P. Iñaqui de Aspiazu, que hoy siguen teniendo la misma vigencia, claridad y fuerza:

“Yo os digo que nunca un pueblo es tan grande como cuando está de rodillas ante Dios, y nunca es tan pequeño como cuando se postra de rodillas ante un hombre”.

En el Amor al Inmaculado Corazón de María Santísima.

[1] El texto de la excomunión, originado en la Sagrada Congregación Consistorial y datado en Roma, con la firma del secretario del organismo vaticano, Cardenal Adeodato Piazza y el del asesor de la misma congregación, Monseñor Giuseppe Ferretto, se refería a la acción de “poner manos violentas” sobre la persona de un obispo e impedir el ejercicio de la jurisdicción eclesiástica”. 
[2] La Nación: “La Jornada que yo viví”. 12 de junio de 2005.
[3] La Nación.: “En defensa de la Catedral”. 12 de junio de 2005. 
Lic. Gustavo Carrére Cadirant


*DIARIO PAMPERO e INSTITUTO EREMITA URBANUS
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar el 16 de junio de Pentecostés de 2008. 2012
¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! FIESTA DE SAN JUAN EVANGELISTA. 24.VI.2012*



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