martes, 15 de enero de 2013

NON POSSUMUS


Inmaculada

Eliminan Blog “Non Possumus” tras escandalosa nota.Torpe comunicado de FSSPX-USA para desmentir “antisemitismo” en discurso de Fellay. Familias numerosas, «señal de salud física y moral de un pueblo cristiano». Pedro Rizo, oficioso defensor de logias Vaticana y Lefebvriana. Sermón de San Bernardo: Sobre las palabras del canto ¡Oh Judá y Jerusalén!. Benedicto XVI no celebrará reforma protestante. Historia de San Francisco de Asís y el origen del primer pesebre de Navidad. Sermón de San Bernardo: IN VIGILIA NATIVITATIS DOMINI. Convertido tras el 11S, ahora lo rechazan en Hollywood. Maciel Degollado-Guízar, vinculado a Trilateral Comission, Televisa y Slim. Ahora resulta que el Sacrosanto Concilio de Trento ¡fue herético!… según neo “monje” de Neo Iglesia. Prepara la Sinagoga una mezcolanza de falsos obispones “sedevacantistas” para elegir un antipapa y engañar a los ultra-perplejos. 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.


Editó: Lic. Gabriel Pautasso

ELIMINAN BLOG “NON POSSUMUS” TRAS ESCANDALOSA NOTA QUE DENUNCIA REUNIÓN “ECUMÉNICA” DE FELLAY CON OBISPÓN ANGLICANO EN SAO PAULO


Blog “Non Possumus”eliminado hace unas horas…



Hace unas horas fue eliminado el Blog Non Posumus.
La causa se ignora, pero previamente fue publicado un post en el cual denunciaba un supuesto mensaje de agradecimiento del superior de la FSSPX en Sudamérica, Christian Bouchacourt, al obispón anglo-tradicional de Brasil Dom James Roque por asistir a unas confirmaciones llevadas a cabo en Sao Paulo por Bernard Fellay, superior general de la FSSPX.
La preguntas obligadas son: ¿fue invitado y asistió el tal obispón James Roque a las “confirmaciones” del obispón Fellay en Sao Paulo?, ¿es verdadero el mensaje y las fotos?, ¿mienten los anglicanos?, ¿por qué y quién eliminó TODO EL SITIO Non Possumus?…
El mencionado mensaje fue transcrito en el sitio de los anglicanos diocesedojapi.org:
Mensaje de agradecimiento de Fellay y respuesta anglicana
TRADUCCIÓN PRESENTADA POR NON PUSSUMUS (aparecida justo antes de ser eliminado el blog):

MENSAJE DEL REVERENDO PADRE BOUCHACOURT SOBRE EL ENCUENTRO HABIDO CON EL SUPERIOR GENERAL DE LA FRATERNIDAD SACERDOTAL SAN PIO X, SU EXCELENCIA MONSEÑOR FELLAY
Monseñor,
Le envío la foto tomada el día de las confirmaciones en San Pablo.
Fue un gusto conocerlo este día. Que se repita si Dios quiere.
Le aseguro de mis oraciones respetuosas en Nuestro Señor y su Santísima Madre.
Padre Christian BOUCHACOURT.
-Por invitación recibida de la Fraternidad San Pío X, el obispo Don James estuvo presente en una conferencia dada por el Superior General de la Sociedad de San Pío X, en São Paulo-SP. El mismo día se produjo la celebración de la Confirmación y la celebración de la Misa según el rito de San Pío V.
Después de intercambiar algunas palabras con Monseñor Fellay, quien muy amablemente posó para la foto con el obispo anglo-tradicional, a petición del Secretario del Obispo, en las dependencias de la actual sacristía recién establecida en São Paulo, se realizó una reunión con el reverendo Padre Maret, Prior de la Capilla de Sao Paulo.
La amabilidad de Monseñor Fellay y de los padres Bouchacourt y Maret merecen reconocimiento, por su espíritu de auténtico ecumenismo y de la común defensa de la Santa Tradición de la Iglesia.
A todos en la Fraternidad Sacerdotal San Pio X nuestro agradecimiento por la acogida, respeto y extrema amabilidad.

La nota aparecida en el blog Non Possumus fue la siguiente:
Non possumus antes de ser eliminado


La misma noticia fue publicada ayer en el blog SPES:
Escándalo

Torpe comunicado de FSSPX-USA para desmentir “antisemitismo” en el discurso de Fellay el Día de los Inocentes


El pasado 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, Bernard Fellay -superior de la FSSPX- dio un discurso durante una visita a Ontario, Canadá.
Durante el evento Fellay hizo varios comentarios que lo metieron en aprietos con la “Logia Vaticana”, uno de ellos fue un ataque contra judíos, masones y modernistas, justamente quienes controlan la Vaticueva.
La reacción de la Sinagoga no esperó muchos días, y ayer mismo la FSSPX se vio obligada a “enmendar su error”, pero exculpando torpe e inútilmente las declaraciones de Fellay mediante un discreto comunicado del distrito norteamericano de la FSSPX, el cual presentamos a continuación:
Durante una conferencia de dos horas ofrecida en Ontario, Canadá el 28 de diciembre de 2012, el obispo Bernard Fellay, Superior General de la Sociedad de San Pío X, comentó sobre las relaciones entre la Santa Sede y la Fraternidad San Pío X en los últimos dos años .
Durante su conferencia, Mons. Fellay declaró: “¿Quién, durante ese tiempo, fue el más opuesto a que la Iglesia reconozca la FSSPX? Los enemigos de la Iglesia. Los judíos, los masones, los modernistas …”
La palabra “ enemigos” utilizada en este caso por el obispo Fellay es por supuesto un concepto religioso y se refiere a cualquier grupo o secta religiosa que se opone a la misión de la Iglesia Católica y sus esfuerzos por lograr la salvación de las almas.
Este contexto religioso se basa en las palabras de nuestro Señor Jesucristo según consta en los Santos Evangelios: “El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.” (Mateo 12:30)
Al referirse a los judíos, el comentario de Mons. Fellay fue dirigido a los líderes de las organizaciones judías, y no al Pueblo Judío, como lo han confundido los periodistas (FC: ¿los hizo inocentes?).
De acuerdo con la Sociedad de San Pío X, denunciamos el un intento de silenciar este mensaje a través de falsas denuncias de antisemitismo y de odio.

Cuando afirmamos que el intento de la FSSPX es torpe e inútil, lo decimos porque ahora, vía el “desmentido” oficial, se están lanzando formalmente contra las “organizaciones judías”, a las cuales acusan abiertamente como enemigas de la Iglesia (el comentario de Mons. Fellay fue dirigido a los líderes de las organizaciones judías”), las cuales son muy poderosas y bien recibidas en la “Logia Vaticana”, lo que probablemente los llevaría a un teatro de guerra similar al Williamsongate que tanto trabajo le costó a Maximilian Krah y al propio Fellay cuando buscaban el financiamiento proveniente de una adinerada familia europea de origen hebreo.

COMUNICADO DE LA FSSPX-USA:
COMUNICADO DE LA FSSPX-USA

Anglicanos aprueban “consagración” de obispones sodomitas, “podrán tener pareja, pero deben prometer vivir en celibato…”

Obispon@s sodomitas... ¿qué sigue?
Obispon@s sodomitas… ¿qué sigue?
(Transcrito de la Agencia EFE)
La Iglesia de Inglaterra ha levantado la prohibición impuesta a los sacerdotes homosexuales para que puedan ordenarse obispos, siempre que prometan mantener el celibato.
El anuncio ha partido de la llamada House Of Bishops (Cámara de los Obispos), una de las tres cámaras que componen el aparato legislativo de la Iglesia anglicana y con esta decisión se permitiría a los sacerdotes gay que actualmente mantienen uniones civiles convertirse en obispos si se comprometen al celibato.
La iniciativa se ha topado con una fuerte oposición de los anglicanos evangelistas conservadores, que han asegurado que presentarán resistencia a esta modificación dentro del sínodo.
La ordenación de obispos gay ha sido un asunto controvertido que ha dividido a la Iglesia de Inglaterra desde 2003, a raíz de la polémica generada entonces cuando un clérigo gay, Jeffrey John, célibe, fue nombrado obispo de Reading.
Ese religioso se vio entonces forzado a dejar el obispado, ante las protestas del sector más tradicional de la Iglesia anglicana.
En 2010, John, en la actualidad deán de St Albans, fue rechazado como candidato para el obispado de Southward, debido a su homosexualidad.
Según indica hoy la cadena pública británica BBC, dada la tensión que rodea al asunto de la sexualidad dentro de la Iglesia de Inglaterra, la decisión de permitir a hombres en uniones civiles ordenarse obispos representa una enorme concesión por parte de la institución anglicana. (Rd/Agencias)

Si nuestros enemigos convencen a Benedicto XVI que estamos en contra del Concilio… nos excomulgará: Fellay


Bernard Fellay, superior de la FSSPX, retomó este 2013 la estrategia definida para los lefebvrianos; flotar entre el “sedevacantismo” y el “entreguismo” con la “Logia Vaticana” y sus secuaces conciliares; a quienes incluso llama por su nombre: “los judíos, los masones y los modernistas”.
No obstante que los reconoce, Fellay sigue empeñado en transitar malignamente entre los lobos para ofrecer a sus ovejas, los “católicos perplejos”, en oblación anticristiana.

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¿Nueva excomunión?… si consiguen convencerlo (a Benedicto XVI) de que realmente estamos contra el Concilio, podría pasar. Creo que podría pasar.
(Transcrito de InfoCatólica)
Mons. Fellay considera que Roma sufre una contradicción interna en lo relacionado con las discusiones entre la FSSPX y la Santa Sede. Sostiene la tesis de que dentro de la Curia romana se sabotea lo que hace el Papa a favor del acuerdo y es especialmente crítico con el papel de la Secretaría de Estado. El superior de la FSSPX lamenta que no tenga forma de hacer llegar directamente sus mensajes al Santo Padre.
Mons. Fellay explica que las discusiones doctrinales con Roma fueron bastante frustrantes para los lefebvrianos ya que «realmente teníamos la impresión de que ellos no escuchaban lo que decíamos». Según el obispo, llegaba un momento en que los responsables del debate por parte de la Santa Sede decían «sois protestantes», los lefebvrianos respondían «sois modernistas» y así acababan las reuniones. Finalmente, el único acuerdo al que llegaron era que «no había manera de llegar a un acuerdo».

Sin cambios en las posturas

El obispo explica cómo transcurrieron algunas de sus reuniones con el cardenal Levada, cuando éste era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que las posturas de ambas partes se mantuvieron más o menos igual que al principio de las discusiones. Fellay asegura que dejó muy claro al cardenal que ellos no aceptan la idea de que el Concilio pueda ser interpretado a la luz de la Tradición porque, según la FSSPX, hay textos del mismo que se oponen precisamente a esa Tradición.
Mons Fellay insiste a continuación en la idea, basada en lo que le dijeron miembros de la curia romana, de que el Papa quiere aprobar la regularización de la FSSPX de la misma manera en que decretó el levantamiento de las excomuniones sin contar siquiera con la propia Fraternidad. Al mismo tiempo, asegura que esas filtraciones serían negadas públicamente por la Santa Sede en caso de que fueran hechas públicas.
En otra reunión mantenida con el cardenal Levada, Mons. Fellay le dijo que ellos estarían encantados de que su situación canónica se regulara pero siempre que la Iglesia les aceptara «tal y como somos».
El superior de la FSSPX afirma que tienen muchos enemigos. «Pero mirad», añade, «esto es muy interesante, ¿quiénes han sido, durante este tiempo, los mayores opositores a que la Sociedad sea reconocida como católica? Los enemigos de la Iglesia: judíos, masones y modernistas…Ellos piden que se nos obligue a aceptar el Vaticano II… gente de fuera de la Iglesia, que durante siglos fueron claramente enemigos de la misma, le dicen a Roma que `si quieren aceptar a esta gente´ deben obligarles a aceptar el Concilio. Ved que los enemigos de la Iglesia consideran que el Concilio les beneficia. ¡Muy interesante! Usaremos ese argumento con Roma».
Entre las dificultades para el acuerdo, el obispo lefebvriano señala que se les pide que acepten que la Nueva Misa es válida y lícita. «Pero en ese momento les dije: Bueno, no solemos usar la palabra lícita, simplemente decimos que la Nueva Misa es maligna». A la luz de estas palabras, no cabe duda de que los ataques frontales contra la Misa según el Misal de Pablo VI por parte del lefebvrismo continuarán siendo uno de los grandes obstáculos para su reconciliación con la Iglesia en el futuro.
Mons. Fellay se pregunta cómo pueden continuar las discusiones doctrinales a la vez que afirma que tiene algunas ideas, si bien todas las vías se bloquean por la acción de miembros de la curia contrarios al lefebvrismo.

Posible nueva excomunión

Con respecto a la posibilidad de una nueva excomunión, el prelado señala: «La excomunión. ¿Se producirá o no? Creo que mientras viva el Papa, me cuesta creerlo, pero… No lo sé. Si consiguen convencerlo de que realmente estamos contra el Concilio, podría pasar. Creo que podría pasar. Y puedo decir, en cualquier caso, que ahora mismo ya nos tratan así. Nos tratan como si estuviéramos excomulgados. Esa es la situación. Así que no cambia nada para nosotros».
Finalmente, Monseñor Fellay desmiente las declaraciones hechas desde el Vaticano, que afirmaban que la respuesta al preámbulo doctrinal por parte de la FSSPX no era definitiva: «He enviado tres veces mi respuesta. No sé por qué no va a ser oficial. Pero sólo para, digamos, quitar presión, dicen ‘¡No, no es oficial!’ Puedo escribir una cuarta vez, no es problema… Es una situación verdaderamente misteriosa, pero tenemos que entender que eso no significa que nosotros vayamos a cambiar en nada. No, nosotros mantenemos nuestra postura. El problema está en Roma, no en nosotros».

Familias numerosas, «señal de la salud física y moral de un pueblo cristiano»: Pío XII

bebe-rezando 2

A la bebé esperada
(Foro Católico)
Mi niña chiquita,
en el seno escondida,
el Señor te bendiga
y Santa María.
Todos te esperamos
con mucha alegría,
tu ángel te guarde
de noche y de día,
también San José
Jesús y María
y todos los santos
hasta tu venida.
Ven mi dulce niña,
ven a la alborada,
que ya tienes Ángel
que te cuida y guarda.
Seas bienvenida,
lucerito del alba,
ven mi reina linda,
que mamá te aguarda.
Jesús y María,
María y José,
nos guarden a todos
en la verdadera fe.
Sé para nosotros
la dulce señal
de que Dios nos ama
y nos entrega otro ángel,
para confortarnos,
para en Él amarte,
para darle gracias
y a amarlo enseñarte.


SuSantidadPioXII

A las familias numerosas
«podréis dar pruebas irrefutables de la estupidez de las teorías del control natal y del daño que viene como consecuencia de ponerlas en práctica; pero hasta que no haya una sincera determinación de dejar que el Creador continúe con su obra como Él desea, entonces el egoísmo humano siempre encontrará nuevas sofisterías y excusas para acallar la voz de la conciencia (hasta donde pueda), y seguir con los abusos.»: Papa Pío XII

Alocución del papa Pío XII a los directores de las Asociaciones por las Familias Numerosas de Roma e Italia, 20 de enero de 1958

Amados hijos e hijas, dirigentes y representantes de las Asociaciones por las Familias Numerosas de Roma e Italia, esta vuestra visita debe contarse entre las que traen el más profundo placer a Nuestro corazón. Bien concientes estáis del animado interés que Nos tenemos en la vida familiar, y de cómo nunca dejamos pasar una oportunidad de señalar su dignidad multilateral, de reafirmar sus derechos y defenderlos, de inculcar los deberes que supone; en pocas palabras, hemos hecho de ella uno de los puntos centrales Nuestra enseñanza.
Es este mismo interés en las familias que nos hace aceptar pasar cuando menos unos momentos con grupos familiares que vienen a Nuestra casa (siempre que los deberes de Nuestro oficio no imposibiliten esto), y por eso, en esta ocasión, consentimos en ser fotografiados en medio de ellos, a fin de dejar una especie de registro perdurable de Nuestra alegría y la suya.
Padre de la familia humana ¡El papa en medio de una familia! ¿No es ese el lugar justo donde pertenece? ¿No es él (en el sentido espiritual más elevado de la palabra) el Padre de la familia humana entera que ha renacido en Cristo y en la Iglesia? ¿No es a través de él, el Vicario de Cristo en la tierra, que se pone en práctica el maravilloso plan de la Sabiduría creativa, el cual plan ha conferido a toda la paternidad humana el destino de preparar una familia escogida para el cielo, donde el amor del Dios uno y trino la envolverá en un abrazo singular y eterno y se dará a sí mismo como la herencia que ha de hacerla perfectamente feliz?

Un triple testimonio

Mas vosotros no representáis cualesquier familias; vosotros sois y representais familias numerosas, aquellas que fueron grandemente bendecidas por Dios y que son especialmente amadas y preciadas por la Iglesia como su tesoro más precioso. Pues estas familias ofrecen un testimonio particularmente claro de tres cosas que sirven para asegurar al mundo de la verdad de la doctrina eclesiástica y la sensatez de su práctica, y que redundan, por el buen ejemplo, en gran beneficio de todas las otras familias y de la sociedad civil misma.Dondequiera que se encuentren familias numerosas, estas dan señal de la salud física y moral de un pueblo cristiano; de una fe viva en Dios y de confianza en su Providencia; de la feliz y provechosa santidad del matrimonio católico.
Nos gustaría decir algunas palabras acerca de cada uno de estos puntos.
Seguramente, una de las aberraciones más perniciosas que ha aparecido en la sociedad moderna, de tendencias paganas, es la opinión de aquellos ansiosos por clasificar la fecundidad del matrimonio como un «mal social», y que sostienen que cualquier nación que se halle de esta manera afligida debe hacer un gran esfuerzo y utilizar cualquier medio para curar la enfermedad.
Esta es la base para la propaganda que pasa con el nombre de «planificación familiar»; en ocasiones es promovida por personas y organizaciones que inspiran respeto a causa de sus posiciones en otros campos, pero que, desafortunadamente, han tomado una postura en esta cuestión que debe ser condenada.

Control de la natalidad

Por triste que sea ver lo generalizadas que se han vuelto las doctrinas y prácticas de este tipo, incluso entre las clases tradicionalmente sanas, es confortante ver indicaciones y pruebas de una reacción saludable en vuestro país, tanto en el campo legal como médico.
Como bien sabéis, el artículo 31 de la actual Constitución de la república italiana, para citar solo una fuente, presta «especial atención a las familias numerosas», y la enseñanza prevalente entre los médicos italianos sigue la línea de una oposición cada vez más fuerte contra las prácticas del control de la natalidad.
Esto no significa que el peligro ha pasado y que hemos destruido los prejuicios que tienden a hacer que el matrimonio y sus sabias normas se sometan a las metas del reprensible orgullo y egoísmo de la sociedad o de individuos. Deploramos en particular aquella sección de la prensa que de vez en cuando vuelve a tomar la cuestión con la obvia intención de confundir a las buenas gentes y de llevarlas al error con pruebas engañosas, con encuestas discutibles e incluso con declaraciones falsificadas de un clérigo u otro.

Obediencia a las leyes naturales

A todos los católicos exhortamos que den amplia difusión al principio, firmemente fundado sobre la verdad, de que el único modo de proteger la salud física y moral de la familia y de la sociedad es mediante la obediencia de todo corazón a las leyes naturales, o mejor dicho, del Creador, y, sobre todo, fomentando un sincero y sagrado respeto hacia ellas.
En este asunto, todo depende de la intención. Podréis multiplicar las leyes y hacer más duras los castigos; podréis dar pruebas irrefutables de la estupidez de las teorías del control natal y del daño que viene como consecuencia de ponerlas en práctica; pero hasta que no haya una sincera determinación de dejar que el Creador continúe con su obra como Él desea, entonces el egoísmo humano siempre encontrará nuevas sofisterías y excusas para acallar la voz de la conciencia (hasta donde pueda), y seguir con los abusos.
Ahora, el valor del testimonio ofrecido por los padres de familias numerosas no yace solo en su rechazo contundente y unívoco de cualquier compromiso deliberado entre la ley divina y el egoísmo humano, sino también en su buena disposición para aceptar alegremente y con gratitud estos dones inestimables de Dios —sus hijos— en la cantidad que a Él le plazca mandar.
Esta actitud libera a las parejas casadas de las ansiedades y remordimientos opresivos, y, en la opinión de médicos excepcionales, crea las condiciones psicológicas ideales para el sano desarrollo de los hijos nacidos a partir del matrimonio. Pues, justo en el comienzo de estas nuevas vidas, elimina todas esas preocupaciones y alteraciones que tan fácilmente pueden dejar marcas físicas o psicológicas en la madre o el hijo.
Exceptuando los casos excepcionales, y Nos ya hemos tenido ocasión de hablar de estos, la ley de la naturaleza es básicamente una de armonía, y lleva a la discordia y a las contradicciones solo en los casos en que su operación normal ha sido alterada por circunstancias particulares que, en su mayor parte, son anormales, o por deliberada oposición de parte de la voluntad humana. No hay eugenesia que pueda mejorar la naturaleza: es buena como ciencia en tanto que no tenga por meta ganar un profundo conocimiento de las leyes naturales y respete estas mismas leyes, si bien en algunos casos sea prudente disuadir a personas que sufren de defectos graves de que se casen (cfr. Enc. Casti connubii, dic. 31 de 1930: A.A.S. 22 [1930] p. 565).

Salud física y moral

De nuevo, el buen sentido común siempre y en todas partes consideraba que las familias numerosas eran una señal, una prueba y una fuente de la salud física; y la historia no se equivoca cuando indica que la principal causa de la decadencia de los pueblos es la violación y el abuso de las leyes que gobiernan el matrimonio y la procreación.
Lejos de ser un «mal social», las familias numerosas son una garantía de la salud moral y física de un pueblo. En los hogares donde los llantos del bebé resuenan siempre de la cuna, florecen espontáneamente las virtudes y se hace huir al vicio, como si hubiese sido perseguido por la niñez, renovada allí como el aliento fresco y vigorizante de la primavera.
Así que, dejad que el débil y el egoísta tomen ejemplo de vosotros; dejad que la nación os siga amando y agradeciendo por todos los sacrificios que habéis asumido para criar y educar a sus ciudadanos; de igual manera la Iglesia está complacida porque le permitís ofrecer grupos cada vez más grandes y sanos de almas para la actividad santificadora del Espíritu divino.
En el moderno mundo civil la familia numerosa es considerada, por lo general, y con buena razón, como prueba del hecho de que la fe cristiana se vive como debe ser, pues el egoísmo que Nos acabamos de señalar como el principal obstáculo para el crecimiento de un grupo familiar no puede ser vencido exitosamente sin recurrir a los principios éticos y religiosos.
En tiempos recientes hemos visto como las supuestas «políticas demográficas» no han logrado alcanzar resultados notables; y es fácil ver el porqué, pues el interés individual casi siempre vencerá el orgullo y egoísmo colectivo que esta idea a menudo expresa; además, las metas y métodos de esta política degradan la dignidad de la familia y de la persona al colocarla en el mismo nivel que las especies inferiores.

La luz del cristianismo

Solo la luz divina y eterna del cristianismo da plenitud de vida y significado a la familia, y esto es tan cierto que desde el mismo principio, y por todo el decurso de su historia, las familias numerosas han sido consideradas con frecuencia como sinónimo de familias cristianas.
El respeto a las leyes divinas ha hecho que abunden en vida; la fe en Dios da a los padres la fuerza y el vigor necesarios para enfrentar el sacrificio y la autonegación exigidas en la crianza de los hijos; los principios cristianos los guían y ayudan en la pesada labor de la educación; el espíritu cristiano del amor vigila su paz y buen orden, y de la naturaleza parece sacar y conferir las alegrías familiares más profundas a los padres, hijos, hermanos y hermanas.
Aun externamente, la familia numerosa y bien ordenada es una especie de santuario visible: el sacramento del bautismo no es un acontecimiento excepcional para ellos, sino algo que constantemente renueva el gozo y la gracia del Señor. La serie de felices peregrinajes a la fuente bautismal aun no acaban de terminarse cuando comienza la confirmación y la primera comunión, sin perder la misma inocencia. El más joven de los hijos apenas habrá puesto a un lado su trajesito blanco entre las memorias más queridas de la vida, cuando ya aparece el primer velo de bodas para reunir a padres, hijos y parientes nuevos al pie del altar. A ello le siguen más matrimonios, más bautismos, más primeras comuniones, como primaveras siempre nuevas que, en cierto sentido, hacen que las visitas de Dios y de su gracia al hogar sean interminables.

Confianza en Dios

Mas Dios también visita las familias con su Providencia, y los padres, especialmente los pobres, dan claro testimonio de esto al colocar toda su confianza en Él cuando los esfuerzos humanos no son suficientes.

¡Confianza de fundamento sólido y no en vano!

La Providencia —en palabras e ideas humanas— no es una suma total de actos excepcionales de la misericordia divina; es el resultado ordinario de la actividad armoniosa de la sabiduría, la bondad y la omnipotencia infinitas del Creador. Dios nunca rehusará los medios de vida a quienes llama a la existencia.
El divino Maestro ha enseñado explícitamente que «la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido» (cf. Mt. 6, 25). Si algún incidente, sea pequeño, sea grande, parece contradecir esto, es señal de que el hombre ha colocado obstáculos en el camino de los designios divinos, o, si no, en casos excepcionales, que Dios tiene planes superiores para el bien; pero la Providencia es algo real, algo necesario por ser Dios el Creador.

Sobrepoblación

El presunto problema de la sobrepoblación de la tierra es en parte real y en parte temido sin razón como una catástrofe inminente para la sociedad moderna; y, sin duda, el surgimiento de este problema y el continuo fracaso por encontrar una solución no se debe a alguna confusión o apatía por parte de la divina Providencia, sino más bien al desorden por parte del hombre, en especial a su egoísmo y su avaricia.
Con el progreso que se ha hecho en la tecnología, con la facilidad de la transportación, y con las nuevas fuentes de energía que apenas están empezando a aprovecharse, la tierra puede prometer prosperidad a todos los que van a morar en ella largo tiempo.
En cuanto al futuro, ¿quién puede prever los nuevos e insospechados recursos que puedan encontrarse en nuestro planeta, y qué sorpresas puedan descubrirse fuera de ella por medio de los maravillosos logros científicos que apenas acaban de comenzar? ¿Y quién puede estar seguro de que el ritmo natural de la procreación será el mismo en el futuro? ¿No es posible que entre en juego alguna ley que moderará el ritmo de la expansión desde dentro?
La Providencia ha reservado el destino del mundo para sí.
Es extraño encontrar que los temores de algunos individuos sean capaces de cambiar esperanzas bien fundadas para la prosperidad en una amenaza catastrófica en el momento mismo cuando la ciencia está transformando lo que solía ser considerado como sueños de imaginaciones alocadas en realidades útiles.
De manera que la sobrepoblación no es una razón válida para propagar las prácticas ilícitas del control natal. Es simplemente un pretexto utilizado por quienes desearían justificar la avaricia y el egoísmo; por aquellas naciones, por ejemplo, que temen que la expansión de otras presentará un peligro para su propia posición política y causará una degradación de sus condiciones de vida generales; o por individuos, especialmente los de buena posición, que prefieren el mayor gozo posible de los bienes terrenales a los elogios y el mérito de traer nuevas vidas a la existencia. El resultado final es que quebrantan las leyes fijas y ciertas del Creador so pretexto de corregir los supuestos errores de su Providencia.
Sería más razonable y útil si la sociedad moderna hiciera un esfuerzo más determinado y unviersal para corregir su propia conducta, quitando las causas de la hambruna en las «zonas de crisis» o sobrepobladas, mediante un uso más activo de los descubrimientos modernos para fines pacíficos; una política más abierta de colaboración e intercambio, una economía que vea más hacia el futuro y que sea menos nacionalista; sobre todo, reaccionando a todos los indicios de egoísmo con caridad, y a los de avaricia con una aplicación más concreta de la justicia.
Dios no va a pedir cuentas a los hombres por el destino general de la humanidad; ese es su problema; pero sí exigirá cuentas de los actos individuales que han realizado deliberadamente conforme a los dictados de la conciencia o contra ellos.
En cuantro a vosotros, padres e hijos de familias numerosas, sigan dando testimonio sereno y firme de su confianza en la divina Providencia, y estén seguros de que Él no dejará de recompensaros con el testimonio de su auxilio diario y, cuando sea necesario, con aquellos auxilios extraordinarios que muchos de vosotros ya han sido afortunados de experimentar.
Y ahora unas cuantas palabras sobre su tercer testimonio, palabras que pueden dar nuevas fuerzas a quienes son temerosos y os traen pequeño consuelo.
Las familias numerosas son los arriates más espléndidos en el jardín de la Iglesia; la felicidad florece en ellos y la santidad madura en suelo favorable. Dios quiso que cada grupo familiar, aun el más pequeño, fuera un oasis de paz espiritual. Pero hay una tremenda diferencia: donde el número de hijos no es más que uno, la intimidad serena que da valor a la vida tiene un toque de melancolía o de palidez; no dura tanto, puede ser más incierta y con frecuencia está nublada por temores secretos y remordimientos.

La felicidad en una familia numerosa

Es muy diferente a la serenidad de espíritu hallada en padres rodeados de una rica abundancia de vidas jóvenes. El gozo que viene de las abundantes bendiciones de Dios rompe de mil maneras y no hay miedo de que termine. Las frentes de estos padres y madres pueden estar cargadas de cuidados, mas nunca hay señal de alguna sombra interior que delate ansiedad de conciencia o miedo de un irreparable regreso a la soledad. Mientras la dulce fragancia de una cuna permanezca en el hogar, mientras las paredes de la casa den eco a las voces argentinas de hijos y nietos, su juventud nunca parecerá desvanecerse .
Sus pesadas labores, multiplicadas una y otra vez, sus intensificados sacrificios y su renuncia a las diversiones costosas son recompensadas incluso aquí abajo con el inagotable tesoro del afecto y las tiernas esperanzas que residen en sus corazones; y de él nunca se cansarán ni les molestará.
Las esperanzas pronto se vuelven realidad cuando la hija mayor comienza a ayudar a su madre en el cuidado del bebé, y cuando el mayor de los hijos llega a casa con rostro sonriente y con el primer salario que se ha ganado para sí mismo. Aquél día será particularmente feliz para los padres, pues hará desaparecer el fantasma de una edad vieja pasada en la miseria, y se sentirán asegurados de una recompensa por sus sacrificios.
Cuando hay muchos hijos, a los jovencitos se les ahorra el aburrimiento de la soledad y la incomodidad de tener que vivir en medio de adultos todo el tiempo. Es cierto que algunas veces pueden vovlerse tan animados que os pongan los nervios de punta, y sus riñas pueden parecer pequeños motines; pero incluso sus discusiones juegan un papel efectivo en la formación del carácter, siempre y cuando sean breves y superficiales. Los hijos de familias numerosas aprenden casi automáticamente a ser cuidadosos de lo que hacen y a asumir responsabilidad; aprenden a respetarse y a ayudarse, a ser de gran corazón y generosos. Para ellos, la familia es como lugar de prueba, antes de que salgan al mundo exterior, que será más difícil y más exigente.

Las vocaciones

Todos estos preciosos beneficios serán más sólidos y permanentes, más intensos y fructíferos si la familia numerosa toma como principio rector el espíritu sobrenatural del Evangelio, el cual espiritualiza todo y lo hace eterno. La experiencia muestra que en estos casos, Dios a menudo va más allá de los dones ordinarios de la Providencia, como lo es el gozo y la paz, para conferirle un llamado especial, una vocación al sacerdocio, a la vida religiosa, a la mayor santidad posible.
Con buena razón se ha señalado frecuentemente que las familias numerosas han estado al frente como cunas de santos. Podríamos citar, entre otras, a la familia de san Luis, el rey de Francia, compuesta de diez hijos, la de santa Catalina de Siena, quien descendía de una familia de veinticinco, san Roberto Belarmino de una familia de doce, y san Pío X de una familia de diez.
Cada vocación es un secreto de la Providencia; pero estos casos prueban que un número grande de hijos no impide a los padres darles una crianza excepcional y perfecta; y muestran que la cantidad no trabaja en desventaja de su calidad, sea respecto a los valores físicos, sea los espirituales.

Vigilancia y acción

Una última palabra para vos, directores y representantes de las Asociaciones por las Familias Numerosas de Roma e Italia. Sed cuidadosos de imprimir un sello de dinamismo cada vez más vigilante y fructuoso en la acción que deseáis llevar a favor de la dignidad de las familias numerosas y a favor de su protección económica.
Con respecto a la primera de estas metas, manténganse en línea con las directivas de la Iglesia; con respecto a la segunda, debéis despertar del letargo a aquella parte de la sociedad que aún no está conciente de sus responsabilidades sociales. La Providencia es una verdad y una realidad divina, pero decide hacerse de cooperadores humanos. Por lo general, entra en acción y sale en nuestro auxilio cuando ha sido llamada y llevada por la mano del hombre; le encanta estar escondida detrás de la actividad humana. Si bien es justo reconocer que la legislación italiana puede legítimamente presumir de ser la más avanzada en esta area de ofrecer protección a las familias y, en especial, a las familias numerosas, no debemos cerrar nuestros ojos al hecho de que aún hoy hay un número considerable de aquellas que son lanzadas de un lado a otro, entre el desasosiego y la privación real, y sin culpa suya. Vuestra acción debe tener por meta traer a estas personas la protección de las leyes, y en los casos más urgentes, la ayuda de la caridad. Todo logro positivo en este campo es como una piedra sólida colocada en la estructura de la nación y de la Iglesia; es lo mejor podéis hacer como católicos y como ciudadanos.
Pidiendo la protección divina para vuestras familias y para las de toda Italia, y colocándolas una vez más bajo la protección celestial de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, Os conferimos con todo Nuestro corazón Nuestra paternal bendición apostólica.

Pedro Rizo, como de costumbre, oficioso defensor de las logias Vaticana y Lefebvriana

Muestra Rizo su verdadera pasta, nuevamente
Muestra Rizo su verdadera pasta, nuevamente
Como ya se ha explicado antes, el pseudo católico Pedro Rizo, delator del origen cabalista de Giovanni Batista Montini Alghisi (alias Pablo VI) y de su formación anticristiana, vuelve este 1° de enero a apedrear a quienes se atrevan a recordar la profecía de la Virgen en La Sallete sobre la usurpación de la Sede Romana por las fuerzas del Anticristo.
Con la ligereza que lo caracteriza, presenta una “moderada” crítica a quienes presenten “tentaciones de sedevacantismo” a quienes con desprecio simulado minimiza como “buenos sacerdotes a una micronesia de iglesias centrífugas” y acusa de “francotiradores” criticándolospor no acudir” a la Vaticueva a decirles a los genízaros anticristianos que son lo que son.
Igualmente casi canoniza a Lefebvre, pero niega ser lefebvrista o lefebvriano, y preconiza el acuerdo final de los contemporizadores con la Roma Conciliar Anticristiana…

(Transcrito de Plano Picado… /Pedro Rizo)
Opino que las por ahí supuestas tentaciones de sedevacantismo, u otras parecidas, pueden llevar a muchos buenos sacerdotes a una micronesia de iglesias centrífugas, a cuál más perfecta… imagen del fracaso. Fieles sin cobijo canónico, rebaño dubitativo en forzada involución auto protectora. Los conocemos, los hemos visto. Honradísimos y sabios sacerdotes seudo-ermitaños, o itinerantes, arropados por grupos mínimos sin relieve ni eco. De ingresos aleatorios; desaseados, sin cuido y en dura soledad cuando no auto-excitados en colectivos cada vez más exigentes con San Pedro.
Su catapulta hacia este limbo fue empecinarse en que “La Sede está vacante, que no hay papa y, consecuentemente, tampoco Iglesia…” No sé cómo se argumenta esto porque para mí la Iglesia existió siempre en los fieles, aun en sus etapas sin Primado, o papa. “Puesto que el Anticristo se apoderó de la Sede hagámonos francotiradores.” Pues, mírenlo ustedes con más cuidado porque con esos arrebatos se suele terminar en una apoteosis de perfeccionismo extremo, soberbia al fin, por el que nunca obedecerán a Roma. Siempre habrá un nuevo escozor de pureza que lo impida.
A esta desgracia se llega por idealismo utópico, por compensaciones psicológicas o por muchas otras causas. La utopía no es más que la irrealidad, el querer que nuestros deseos imperen sobre las leyes de la naturaleza. No se llega a la separación total sólo por el deber de denunciar, derecho que los papas se cuidaron de recordar a los fieles.
Este artículo se basa en mi creencia de que, por elemental principio “comercial”, las irregularidades de la Iglesia deben denunciarse allí donde sean oídas por sus agentes y, por supuesto, por las autoridades religiosas que deberían avergonzarse de no actuar como tales. Quiero decir que lo eficaz es estar donde los enemigos de nuestra religión no quieren; hacerse oír donde no quieren oírnos, hacerse visibles para los que prefieren no vernos. Especialmente cerca, al lado de los que manejan el timón de una Iglesia que, por ellos y sus terquedades aun no explicadas, “hace agua por todos lados”. (Card. Joseph Ratzinger)
El mejor profesor de Marketing que yo he conocido nos enseña: «Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que todos vean el resplandor.» (Lc 11, 33) Y si no hay más remedio que pisar callos… pues se pisan, por más incómodo que resulte. No permitamos que la complacencia en vernos buenísimos y obedientísimos nos haga camaradas de nuestros enemigos. Urge ser menos pasivos, menos modositos y dar la cara a lo mucho que se puede y se debe hacer. Con los ojos puestos en la jerarquía joven que ya está reemplazando a la vieja, periclitada y sin atractivo.
¡Qué mejor para el progresismo liberal y el humanismo marxista que ver a los católicos – decir católico es decir tradicionalista – encogerse de hombros para “dejarles hacer” y“dejarles pasar”! O, parecidamente, decir: “Ahí os quedáis que nosotros nos vamos”, abandonando lo que les fue encargado guardar.
Me parece que actualmente hay en el mundo nueve papas que se llamarán, digo, de la “Verdadera Iglesia Catoliquísima”… ¿Sabe alguien quiénes son? ¿Dónde están? ¿Cómo se llaman? ¿Cuántos movimientos sedevacantistas hay y de cuántas clases? ¿Conoce el fiel instruido, no digo el indiferente, qué fue y qué es Sodalitium…? La Barca de Pedro sigue siendo la única de salvación y no es inteligente tirarse al mar y criticar sus zozobras contemplándola desde una balsa de troncos. Es axioma que no solo fuera de la Barca de Pedro no hay salvación sino que nada se puede hacer en su favor. Es casi como decirle: “¡Vente a mi balsa de troncos que es más segura ante el arrecife en que estamos!”
No hemos olvidado que el Papa es magisterio próximo infalible. Se entiende que coherente con la Tradición, magisterio remoto, sí, pero fuente segura de aquél. Por esta autoridad de “ayer, hoy y siempre”, el Papa reinante es el guía de nuestra fe y de nuestras costumbres para las situaciones de tiempo presente. Esa es la razón de su cargo: guiar a la Iglesia en el momento actual con sus circunstancias y por los caminos más factibles.
En fin, son cosas sabidas pero que no estorba repensarlas.
Creo, pues, que el Espíritu Santo en sus ritmos y en su arcano reconducirá a la Iglesia dentro del único cauce posible: ella fiel a sí misma. El Papado es una monarquía con una fuerza operativa enorme. Conservado este sentido de monarquía, esto es, el de unción divina sobre Pedro y sucesores, no importará haya papas de tan variada formación como variada es la condición humana. “-¿Incluso herejes…?” Oiga, pues sí, incluso. Porque ¿podremos destituirlos? No, nadie. Por supuesto, si son herejes, no son papas y no hay que obedecerles en la herejía. Situación a la que en la Iglesia se ha llegado con frecuencia. Pero un solo papa que sin temor a deudas ni a amenazas coactivas se enfrente a sus deberes, nos amanecerá un nuevo sol espléndido de fe en el Crucificado, Redentor y por ello Señor de todos los que en Él creemos.
De modo que sobre las fiebres que pasan por el cuerpo de la Iglesia está el saber que, como el nuestro, su cuerpo también tiene un alma indestructible. Esa alma es la entidad sobrenatural que la sostiene y la prueba como “yunque que ha roto todos los martillos”.Martillazos que no han parado de repetirse embravecidos durante toda su historia. Ya así se sobrentienden cuando en el Evangelio se nos previene: “El que persevere hasta el final, ese será salvo”.
Si vapuleados por un orgullo descomunal nos empeñáramos en hacer perfecta a la Iglesia, según pautas que son imposibles en este mundo, estaríamos poniendo los puntos sobre las íes al mismo Cristo que, muy al contrario, nos quiso y nos favoreció tal como somos.“¡Apártate de mí, que soy hombre pecador!”, no es exclusiva del Simón galileo ni podemos separarla del vade retro, Satanás que le lanzó Jesús. ¡Ay, Pedro! Amado Pedro, tan de aquí abajo y tan de allá arriba. Todos somos, afortunadamente, pedros; mejor dicho, como todos nosotros, Pedro es susceptible a los siete pecados capitales.
Supongamos la fantasía de que Cristo nos hubiera hecho ‘supermanes’ ¿no habría sido jugar sucio? Mas Él nos quiso de barro y no de kriptonita. Él nos mandó “estar en el mundo” y no en una burbuja consoladora de cobardes. Lo cual no se contradice con “no ser del mundo”.

De la FFSPX y Monseñor Lefebvre

Por esto pienso que junto al grave deber de denunciar, tanto como derecho de hijos y herederos, ha de prevalecer el sentido de pertenencia a la Iglesia de Roma, Una, Santa, Católica y de los Apóstoles.
Jamás un hijo debe abandonar a su padre aun si éste incumple todas sus obligaciones. Justo es esto lo que la Iglesia toda agradecerá a la FSSPX, pues que nunca la abandonó en el “ahí te pudras”. Peor todavía, en “al avío señor cura que la misa no engorda.” Según yo lo recuerdo Lefebvre no se separó, se enfrentó a quienes dilapidaban el capital de la fe y la honra de nuestra casa. En esto le tocó en suerte seguir el ejemplo de muchos santos y doctores que le antecedieron en crisis similares.
¡Ah, otra cosa! Sepan mis lectores que no soy lefebvrista, ni lefebvriano, como tampoco de un ‘aquel papa de entonces’ ni de ningún carismático fundador. En relación con el Obispo Lefebvre sólo descubrí que él “era de los míos”, como de tantos miles de católicos. Porque alzaba su voz y enarbolaba la misma bandera que yo en mi interior contra los escándalos conciliares y posconciliares. Aparte de que, bien mirado, a Mons. Lefebvre me atrevo a adornarle con haber nacido en Tourcoing, antigua Flandes española, y que se destacó como defensor del Concilio de Trento, justamente llamado el Concilio Español. Monseñor Lefebvre se me figura tocado por el dedo de Dios, en su voluntad heroica de permanecer en la Iglesia aun con la consagración de obispos sin mandato pontifical, “bajo exigencia de extrema necesidad”.
Confío que en pocos lustros la FSSPX será recibida en Roma sin exigirle la aceptación de los tres errores garrafales del CV2º: la colegialidad, la libertad religiosa y el falso ecumenismo. Errores condenados por los papas ante-conciliares y que nos han traído la disolución de Cristo en los actos de Asís, una concupiscencia degradante y la consecuente destrucción de la liturgia.
“Salve Regina, Mater misericordiae”

Sermón de San Bernardo: Sobre las palabras del canto; ¡Oh Judá y Jerusalén!

San Bernardo, estatua en su casa natal

San Bernardo, estatua en su casa natal
O Iuda et Ierusalem
¡Oh Judá y Jerusalén, no temáis! Hablamos a los judíos auténticos, los que lo son según el espíritu y no según la letra. Hablamos a la descendencia de Abrahán. Su propagación, como se lee en la promesa, parece que se ha cumplido. La descendencia se refiere a los hijos en virtud de la promesa , no a los hijos naturales. Tampoco nos referimos a aquella Jerusalén que mata a los profetas. Pues ¿cómo la consolaríamos, si el Señor lloró por ella y quedó convertida en ruinas? Nos referimos a aquel que baja, nueva, desde el cielo.
No temáis, oh Judá y Jerusalén! No temáis, verdaderos confesores, que confesáis al Señor con la boca, con toda vuestra persona y por doquier. Os revestís de la confesión como de un vestido. Todo vuestro interior confiesa al Señor y todos los huesos proclaman: Señor, ¿quién como tú? No se comportan como esos que hacen profesión de conocer a Dios y lo desmienten con su conducta. La auténtica confesión consiste en que todas vuestras obras, hermanos, sean también obras suyas y lo ensalcen. Pero se le debe ensalzar de dos maneras, como envueltos en un doble vestido, mediante la confesión de los pecados y la proclamación de las divinas alabanzas.
Seréis verdaderos judíos si la totalidad de vuestra vida confiesa que sois pecadores; que merecéis castigos mayores; que Dios es la bondad por excelencia; que él os perdona los castigos eternos que os habíais merecido a cambio de estos insignificantes y pasajeros sufrimientos.
El que no desea con ganas la penitencia, parece decir con sus acciones que no tiene necesidad de penitencia. De este modo no confiesa su pecado o la penitencia no le sirve de nada. Y tampoco ensalza a bondad divina.
Pero vosotros sed auténticos judíos, sed la nueva Jerusalén, y ya nada temeréis. Jerusalén es la visión de paz. Visión, no posesión. El Señor estableció la paz en sus fronteras. Y no precisamente en los aledaños ni en su mismo centro. Si no tenéis la paz, y nunca la podréis tener perfecta en esta vida, al menos vedla miradla, contempladla y deseadla. Clávense allí las miradas de vuestro corazón. Hacia la paz se orienten vuestras intenciones, para que en cualquier cosa que emprendáis os mueva el deseo de esta paz que supera todo sentido. Tened siempre este objetivo : vivir reconciliados y en paz con Dios.
A todos estos decimos: No temáis. A estos consolamos, no a quienes desconocen el camino de la paz. Y si se les dice: Mañana saldréis, les sonará a intimidación, nunca a consuelo. Únicamente desean morirse y estar con Cristo los que ven y conocen la paz. Si se derrumban sus albergues terrenos, saben que su construcción proviene de Dios. Los otros, en cambio, viven como unos insensatos y se complacen de su prisión. Cuando mueren estos tales, en vez de salir, debemos decir que entran. No emigran a la región de la luz y de la libertad; penetran en la cárcel, en las tinieblas, en el infierno.
A vosotros, en cambio, se os dice: No temáis, mañana saldréis; ya no rondará el temor por vuestras fronteras. Tenéis enemigos numerosos: la carne, el enemigo más cercano; este mundo perverso, que os invade por todas partes; los señores de las tinieblas, que, situados en la altura, acosan vuestros caminos. Sin embargo, no temáis; saldréis mañana; esto es, muy pronto. El mañana es inminente; por eso, el santo Job dijo: Mañana se me hará Justicia. En otro lugar se nos habla también de tres días: Al cabo de dos días, nos dará la vida, y al tercero nos resucitará. El primer día está bajo el signo de Adán; el segundo, en Cristo, y el tercero, con Cristo. Por eso añade: Nos esforzaremos por conocer al Señor; y en el mismo lugar: Mañana saldréis, y el Señor estará con vosotros.
Este pasaje se aplica a quienes han cumplido la mitad de sus años y en quienes han muerto el día en que nacieron, el día de Adán, el día del pecado; día que también Jeremías maldecía con estas protestas: Maldito el día en que nací. Todos nacemos en ese día. Que parezca ese día en todos nosotros; día de niebla y de oscuridad, día de tinieblas y de descontento. Este día nos lo proporcionó Adán y nuestro enemigo, que nos insinuó: Se abrirán vuestros ojos.
Pero fijaos: Ha brillado entre vosotros el día nuevo de la redención, el de la renovación antigua y de la dicha eterna. Este es el día que hizo el Señor; festejémoslo y alegrémonos, porque mañana saldremos. ¿De dónde? Del calabozo de este siglo, de la prisión del cuerpo, de los grilletes de la necesidad, de la curiosidad, de la vanidad y del placer. De codo eso que encadena los pies de los afectos, en contra de nuestra voluntad. ¿Qué le dicen las cosas terrenas a nuestro espíritu? ¿Por qué no desea las realidades espirituales y no busca ni saborea lo espiritual? ¡Oh espíritu!, tú eres de arriba; ¿qué te importa lo de abajo? Buscad as cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Saboread lo de arriba, no lo de la tierra. Pero el cuerpo mortal es lastre del alma y la morada terrestre abruma la mente pensativa.
Las incontables necesidades de nuestro cuerpo nos paralizan. La viscosidad de nuestro deseo malo y del placer terreno nos impide volar. Y si por casualidad se eleva un poco, al punto se la tira por tierra. Pero no temáis; saldréis mañana del lago de miseria y del cieno hediondo. Y para sacarnos de ahí, él mismo se hundió también en el cieno profundo. No temáis; saldréis mañana del cuerpo de la muerte y de la corrupción del pecado. Actuad durante este día en Cristo. Y vivid como él mismo vivió. Pues quien dice estar en Cristo, debe proceder como él mismo procedió. No temáis, que mañana saldréis y estaréis siempre con el Señor. O como expresamente se dice: Y el Señor estará con vosotros. Entendamos que, mientras vivamos en el cuerpo, podemos estar con el Señor, esto es, adherirnos a su querer. Pero él no está con nosotros para consentir a nuestro deseo. Queremos ser ya libres. Anhelamos morir. Deseamos salir. Pera el Señor tiene todavía sus motivos para demorarse. Mañana saldréis, y el Señor estará con vosotros, y entonces él querrá cuanto nosotros queramos; no habrá discordia alguna entre su voluntad y la nuestra.
Por eso, no temáis, Judá y Jerusalén, si todavía no podéis lograr la perfección que deseáis. Que la humildad de la confesión supla la imperfección de vuestra conducta. Los ojos de Dios ven vuestra imperfección. Por eso ordenó cumplir con sumo esmero sus mandamientos. De este modo, cuando sintamos el desfallecimiento de nuestra debilidad y la imposibilidad de cumplir lo debido, refugiémonos en la misericordia y exclamemos : Tu misericordia vale más que la vida. Y si no podemos comparecer con el vestido de a inocencia o de la justicia, presentémonos con el vestido de la confesión.
La confesión y la hermosura llegan hasta la presencia del Señor si, como ya se indicó, la boca y la persona exclaman con todas sus fuerzas: Señor, ¿quién como tú? Este grito brota de la contemplación de la paz y del deseo de reconciliación con Dios. A estos se les dice: ¡Oh Judá y Jerusalén, no temáis; saldréis mañana ! Y tan pronto como el alma salga del cuerpo, todos los afectos y deseos que actualmente se encuentran dispersos y cautivos en la superficie del mundo, saldrán de estas adherencias, y el Señor estará con vosotros.
Esto os parecerá una exageración si os fijáis en vosotros mismos y no en las cosas que os aguardan. ¿Acaso el universo entero no lo espera? La criatura está sometida a la vanidad. Al caer el hombre, al que el Señor había nombrado administrador de su casa y dueño de todas sus posesiones, toda su herencia quedó corrompida. Los vientos se desataron. La maldición cayó sobre la tierra en las obras de Adán, y todo quedó presa de la vanidad.
No se restaurará la herencia mientras no se renueve el heredero. De aquí el testimonio del Apóstol. Todo sigue gimiendo con dolores de parto hasta añora. Están pendientes de nosotros el mundo, los ángeles y los hombres. Escuchad: Me aguardan los justos hasta gue me devuelvas tu favor. Los mártires reclamaron el día del juicio; y no tanto por deseos de venganza cuanto por anhelo de la perfección de su dicha que entonces se les daría. Pero recibieron esta divina respuesta: Aguantad un poro hasta que se complete el número de vuestros hermanos.
Es cierto que ya han recibido la vestidura blanca; pero no lucirán las dos túnicas hasta que no las luzcamos también nosotros. Como garantía tenemos rehenes a sus propios cuerpos, pues sin ellos y sin nuestra compañía no pueden lograr la plenitud de su gloria. De aquí que el Apóstol se exprese en estos términos hablando de los Patriarcas y de los Profetas: Dios preparó algo mejor para nosotros, y no quiso llevarlos a la meta sin nosotros. ¡Si sospecháramos cómo aguardan nuestra llegada! ¡Cuánto la desean y la buscan! ¡Con qué gusto reciben las buenas noticias sobre nosotros!
Mas ¿por qué hablo de estos que aprendieron a ser compasivos a fuerza de sufrir? Los mismos ángeles desean nuestra compañía. ¿Es que se van a reconstruir las murallas de Jerusalén con estos gusanillos y este polvo? ¿Habéis pensado cuánto suspiran los ciudadanos del cielo restaurar las ruinas de su ciudad? ¿Cómo andan solícitos por recibir piedras vivas, que sirvan con ellos para la construcción? ¡Cómo se afanan entre Dios y nosotros, llevando con sumo cuidado a su presencia nuestros gemidos y devolviéndonos su gracia con enorme delicadeza! Imposible que se avergüencen de ser nuestros compañeros los que se han hecho nuestros servidores. ¿No son todos dispensadores del espíritu y enviados para ayudar a quienes han de lograr la herencia eterna? Aprisa, hermanos carísimos; aprisa, que nos espera toda la corte celestial. Hemos alegrado a los ángeles cuando nos hemos convertido a la penitencia. Avancemos, démonos prisa a colmarlos de alegría.
¡Pobre de ti si piensas revolcarte en el fango, volver al vómito! ¿Crees que en el día del juicio tendrás de tu parte a quienes quieres rehusar un gozo tan intenso como esperado? Se alegraron cuando hicimos profesión de penitencia como si nos hubiesen visto volver desde los umbrales mismos del infierno. ¿Qué impresión tendrían ahora si nos viesen alejarnos desde los umbrales del mismo cielo y volverles la espalda cuando estábamos ya con un pie en el paraíso? Nuestra vida transcurre en la tierra, pero el corazón está en los cielos.
Corred, hermanos, corred. Ya no son sólo los ángeles, es el mismo creador de los ángeles quien os espera. El banquete de todas está preparado. Pero la casa no está llena. Todavía se deja tiempo para que se llene la sala del festín. El Padre os aguarda y os desea por el gran amor con que os amó. Precisamente el Hijo único que está al lado del Padre ya os lo había anunciado: El Padre os ama. Pero también os ama y os desea por su misma persona, como se expresa en el Profeta: Lo hago por mí mismo, no por vosotros. ¿Podrá ya alguien dudar que no realizará aquella promesa hecha al Hijo : Pídemelo, y te daré en herencia las naciones. O aquella otra: Siéntate a mi derecha basta hacer de tus enemigos un estrado de tus pies. No quedarán destrozados todos sus enemigos mientras haya quien nos combata a nosotros, que somos sus miembros. No se realizará esta promesa hasta que no quede destruido el último enemigo, la muerte.
¿Y quién puede dudar cuánto desea el Hijo palpar el fruto de su nacimiento, de toda su vida terrena, el fruto de su cruz y de su muerte, el precio de su sangre preciosa? ¿No va a entregar a Dios y Padre el reino que conquistó? ¿No renovará a sus criaturas, si por el as el Padre le envió al mundo? Nos aguarda también el espíritu Santo, porque es el amor y la bondad en la que nos ha escogido desde siempre. Es el primero en querer que se cumpla su elección.
Si ya está preparado el banquete de bodas y la innumerable corte celestial os desea y aguarda, corramos, pero no a la aventura. Corramos con los deseos y con la práctica de las virtudes. El que camina avanza. Diga cada cual: Mírame y ten piedad de mi según a norma de los que aman tu nombre. Yo no lo merezco; pero en virtud de lo que está estipulado: ten misericordia.
Digamos igualmente: Que se cumpla tu voluntad en los cielos. Y también: Hágase tu voluntad. Sabemos muy bien que está escrito: Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? ¿Quién acusará a lo elegidos de Dios? ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiero?
Mientras tanto, sea éste nuestro consuelo, queridos, hasta que partamos y el Señor esté con nosotros. Que su inagotable misericordia nos acompañe en esa dichosa salida hasta aquella clara mañana, y que en esta también cercana mañana condescienda en visitarnos y se quede con nosotros. El compasivo que vino a proclamar la liberación a los presos, libere mañana cualquiera que se sienta reprimido por la tentación. Y recibamos con alegría de salvación la corona de nuestro Rey Niño. Nos la da él mismo que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo y es Dios por todos los siglos.
Amén.

Cambia de opinión Benedicto XVI, no celebrará la reforma protestante: Koch

Benedicto XVI arrodillado ante el altar principal de la Catedral de Erfurt (cuna del Luetarnismo)
Benedicto XVI arrodillado ante el altar principal de la Catedral de Erfurt (cuna del Luetarnismo)
Contradice Kurt Koch la promesa inicial de Ratzinger
(Con información de Protestante Digital)
Benedicto XVI no viajará a su país de origen con ocasión de las celebraciones que conmemorarán en 2017 el 500 aniversario de la Reforma que impulsó Martín Lutero, y que se inició con la publicación de sus 95 tesis el 31 de octubre de 1517 en la puerta de la iglesia de Wittenberg.
Así lo confirma en el “Frankfurter Allgemeine Zeitung” (FAZ) el cardenal católico suizo Kurt Koch, que es el actual Presidente del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos .
Opina además, incidiendo en declaraciones anteriores, que “la aspiración de Lutero fracasó. Se formaron Iglesias independientes y dio lugar a terribles guerras de religión con consecuencias fatales para el conjunto de Europa. ¿Cómo celebrar eso? “.
Koch da además un varapalo a los protestantes alemanes al señalar también que el interlocutor entre la Iglesia Católica y los luteranos no es la Iglesia Evangélica Alemana, sino la Federación Luterana Mundial, “por lo que no es de esperar el regreso del Papa a Alemania de nuevo de aquí a 2017 “.

“NADA QUE CELEBRAR”, “FUE UN PECADO”

Llueve sobre mojado. Ya en junio de este año ya fue muy claro Koch refiriéndose a la reforma protestante, diciendo que “no podemos celebrar un pecado, los acontecimientos que dividen a la Iglesia no pueden ser llamados un día de fiesta” . Lo más positivo que opinó el cardenal fue etiquetar este evento histórico como un día que hay que recordar, pero no celebrar.
En aquella ocasión concluyó que le gustaría asistir en lugar de a una celebración de la memoria de la Reforma protestante a una reunión en la que las confesiones reformadas pidieran disculpas y reconociesen sus errores .
De nuevo habló el pasado 2 de noviembre el cardenal Koch, invitado al Sínodo General de la Iglesia Luterana Unida de Alemania (VELKD), que está al cargo de los preparativos de la celebración de los 500 años de la Reforma protestante en 2017.
Declaró entonces lo que nuevo a declarado a a FAZ, que “la separación de las iglesias protestantes de la Iglesia no es una expresión de éxito, sino el fracaso de la Reforma. Los reformadores no querían nuevas iglesias, más bien la reforma de la Iglesia Católica”.
Además de ver la Reforma como un fracaso, concluyó entonces Koch planteando esta otra cuestión a sus oyentes, y de paso a todo evangélico o protestante que quiera ecumenismo con Roma: hay que elegir entre «considerar la Reforma como una ruptura con la tradición universal (católica) o en continuidad con la tradición» .

Benedicto Ratzinger Tauber con luteranos
Benedicto Ratzinger Tauber con luteranos

RATZINGER SE HABÍA “RECONCILIADO” CON LUTERO DURANTE SU VISITA EL 2011

“Lo que no daba paz (a Lutero) era el asunto de Dios, que era la pasión profunda y la fuerza de su vida y su total itinerario. (…) El pensamiento de Lutero, su espiritualidad toda entera, estaban completamente centrados en Cristo“, declaró Ratzinger, en un discurso pronunciado a puerta cerrada en elconvento de los Augustinos, donde el pensador de la Reforma vivió seis años.
Anteriormente Ratzinger ha alabado “la pasión cristiana” de Lutero en un encuentro en Alemania: “Lo más necesario para el ecumenismo” es que católicos y protestantes se ayuden mutuamente a creer, que no pierdan “lo que tienen en común” y no cedan ante “la presión de la secularización”.
El mayor error de aquella época fue “haber visto mayormente aquello que les separa” y no haber percibido “en modo esencial lo que tienen en común” como “las grandes pautas de la Sagrada Escritura y las profesiones de fe del cristianismo antiguo”.

Historia de San Francisco de Asís y el origen del primer pesebre de Navidad

El primer Belén o Nacimiento lo hizo San Francisco de Asís. El primer Belén o Nacimiento lo hizo San Francisco de Asís.

El primer Belén o Nacimiento, es una tradición introducida al Nuevo Mundo por los frailes, probablemente franciscanos, durante la colonización y evangelización ibérica a partir del siglo
15 y 16.
Los orígenes de esta costumbre de reproducir en imágenes el nacimiento de Jesús se remonta al siglo 13 por iniciativa de San Francisco de Asís. Se dice que, mientras predicaba por la campiña de Rieti, Italia, le sorprendió el crudo invierno al humilde predicador que vestía con harapos. Se refugió en la ermita de Greccio. Era la Navidad del año 1223.
Mientras oraba rodeado de aquella paz del bosque y meditando la lectura del evangelista San Lucas, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
La hermosa idea se propagó por toda Italia, luego a España y el resto de la Europa católica. En Nápoles, hacia fines del siglo XV, reprodujeron en figuras de barro a los actores del gran acontecimiento narrado por el evangelista San Lucas, en su capítulo 2, versículos 2 al 14, que dice:
En esos días, el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio.
Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades. También José, como era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Cuando estaban en Belén, le llegó el día en que debía tener su hijo. Y dio a luz su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en una pesebrera, porque no había lugar para ellos en la sala común.
En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. El ángel les dijo: “No teman, porque yo vengo a comunicarles una buena nueva que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy nació para ustedes en la ciudad de David un Salvador que es Cristo Señor. En esto lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.” De pronto aparecieron otros ángeles y todos alababan a Dios, diciendo: “Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en la tierra, gracia y paz a los hombres.”
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: “Vamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos dio a conocer.” Fueron apresuradamente y hallaron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho, y todos se maravillaron de lo que decían los pastores. María, por su parte, observaba cuidadosamente todos estos acontecimientos y los guardaba en su corazón.
Después los pastores se fueron glorificando y alabando a Dios, porque todo lo que habían visto y oído era tal como se lo habían anunciado. Al octavo día, circuncidaron al niño según la ley, y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes que su madre quedara embarazada.

Del Oriente vienen unos Magos

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judá, durante el reinado de Herodes, vinieron unos Magos de Oriente a Jerusalén, preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos adorarlo.” Herodes y todo Jerusalén quedaron muy intraquilos con la noticia. Reunió el rey a todos los sacerdotes principales y a los maestros de la Ley para preguntarles dónde debía nacer el Cristo. Ellos le contestaron que en Belén de Judá, ya que así lo anunció el profeta que escribió:
Belén en la tierra de Judá, tú no eres el más pequeño entre los principales pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el pastor de mi pueblo Israel.”
Herodes, entonces, llamó privadamente a los Magos para saber la fecha exacta en que se les había aparecido la estrella. Encaminándose a Belén les dijo: “Vayan y averiguen bien lo que se refiere a este niño. Cuando lo hayan encontrado avíseme para ir yo también a adorarlo.”
Después de esta entrevista, los magos prosiguieron su camino. La estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que se paró sobre el lugar en que estaba el niño. Al ver la estrella, se alegraron mucho, y habiendo entrado en la casa hallaron al niño que estaba con María, su madre. Se postraron para adorarlo y, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego regresaron a su país por otro camino, porque se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes.

Sermón de San Bernardo: -IN VIGILIA NATIVITATIS DOMINI- en la vigilia de la Navidad del Señor

José y María 1

Sobre el anuncio litúrgico del nacimiento del Señor:
Jesucristo, Hijo de Dios, nace en Belén de Judá
(San Bernardo de Claraval)
Un grito de júbilo resuena en nuestra tierra; un grito de alegría y de salvación en las riendas de los pecadores. Hemos oído una palabra buena, una palabra de consuelo, una frase rezumante de gozo, digna de todo nuestro aprecio.
Exultad, montañas; aplaudid, árboles silvestres, delante del Señor porque llega. Oíd cielos; escucha, tierra; enmudece y alaba, coro de las criaturas; pero más que nadie, tú, hombre. Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. ¿Quién tendrá corazón tan de piedra que, al oír este grito, no se le derrita el alma? ¿Se podría anunciar mensaje más consolador? ¿Se podría confiar noticia más agradable? ¿Cuándo se ha oído algo semejante? ¿Cuándo ha sentido el mundo cosa parecida? Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. ¡Expresión concisa sobre la Palabra condensada, pero henchida de celeste fragancia! El afecto se fatiga intentando expandir un mayor derroche de esta meliflua dulzura, pero no encuentra palabras. Tanta gracia destila esta expresión, que, si se altera una simple coma, se siente de inmediato una merma de sabor.
Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. ¡Oh nacimiento esclarecido en santidad, glorioso para el mundo, querido por la humanidad a causa de incomparable beneficio que le confiere, insondable incluso para los ángeles en la profundidad de su misterio sagrado! Y bajo cualquier aspecto, admirable por la grandeza exclusiva de su novedad; jamás se ha visto cosa parecida, ni antes ni después. ¡Oh alumbramiento único, sin dolor, cándido, incorruptible; que consagra el templo del seno virginal sin profanarlo! ¡Oh nacimiento que rebasa las leyes de la naturaleza, si bien la transforma; inimaginable en el ámbito de lo milagroso, pero subsanador por la energía de su misterio!
Hermanos: ¿Quién podrá proclamar esta generación? El ángel anuncia. La fuerza de Dios cubre con la sombra. Baja el Espíritu. La Virgen cree. La Virgen concibe en la fe. La Virgen alumbra y permanece virgen. ¿Quién no se asombrará? Nace el Hijo del Altísimo, Dios de Dios, engendrado antes de todos los siglos. Nace el Verbo-niño. Imposible admirarlo cual se merece.
Tampoco es inútil este nacimiento, ni queda estéril tal condescendencia de la majestad divina. Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. Los que yacéis en el polvo, levantaos exultantes. Mirad al Señor de la salvación. Trae la salvación y viene con ungüentos y con gloria. Es inconcebible un Jesús sin salvación, como lo es un Cristo sin unción y un Hijo de Dios sin gloria. El es la salvación; él, la unción y la gloria, como está escrito: El Hijo sensato es la gloria del padre.
Dichosa el alma que ha gustado del fruto de la salvación, porque le atrae y corre tras el olor de los perfumes para contemplar su gloria, gloria del Hijo único del Padre. Reanimaos los que os sentís desahuciados: Jesús viene a buscar lo que estaba perdido. Reconfortaos los que os sentís enfermos : Cristo viene para sanar a los oprimidos con el ungüento de su misericordia. Alborozaos todos los que soñáis con altos ideales: el Hijo de Dios baja hasta vosotros para haceros partícipes de su reino. Por eso imploro: Sáname, Señor, y quedaré sano; sálvame, y quedaré a salvo; dame tu gloria, y seré glorificado. Y mi alma bendecirá al Señor, y todo mi interior a su santo nombre, cuando perdones todas mis culpas, cures todas mis enfermedades y sacies de bienes mis anhelos.
Estas tres cosas, queridísimos míos, saboreo en mi alma cuando oigo la buena noticia del nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios. ¿Por qué le llamamos Jesús?. Únicamente porque salvará a su pueblo de todos sus pecados. ¿Y por qué le llamamos Cristo? Porque hará pudrir el yugo de tu cuello con la efusión del aceite. ¿Por qué e Hijo de Dios se hace hombre? Para que los hombres se vuelvan hijos de Dios. ¿ Quién puede resistir a su voluntad? Si Jesús es el que perdona, ¿quién se atreverá a condenar? Si es Cristo el que cura, ¿quién podrá herir? Si el Hijo de Dios es el que enaltece, ¿a quién se le ocurrirá humillar?
Nace Jesús. Alégrese incluso el que siente en su conciencia de pecador el peso de una condena eterna. Porque la misericordia de Jesús sobrepuja el número y gravedad de los delitos. Nace Cristo. Gócense todos los que han sufrido la violencia de los vicios que dominan al hombre, pues ante la realidad de la unción de Cristo no puede quedar rastro alguno de enfermedad en el alma, por muy arraigada que esté. Nace el Hijo de Dios. Alborócense cuantos sueñan con sublimes objetivos, porque es un generoso galardonador.
Hermanos, he aquí al heredero. Acojámosle con devoción, y recibiremos su misma herencia. Aquel que entregó a su mismo Hijo por nosotros, ¿cómo nos negará los demás dones con el don de Hijo? Rechacemos la desconfianza y la duda. Tenemos un firme apoyo : La Palabra se ha hecho carne y acampó entre nosotros. El Hijo único de Dios quiso tener muchos hermanos para ser entre todos ellos el primero. No tiene por qué dudar el apocamiento de la debilidad humana. Fue el primero en hacerse hermano de los hombres, hijo del hombre, hombre. Y, aunque el hombre opine que esto es imposible, los ojos confirman la fe.
Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de judá. Fíjate en el detalle. No nace en Jerusalén, la ciudad de los reyes. Nace en Belén, diminuta entre las aldeas de Judá. Belén, eres insignificante, pero el Señor te ha engrandecido. Te enalteció el que, de grande que era, se hizo en ti pequeño. Alégrate Belén. Que en todos tus rincones resuene hoy el cántico del “Aleluya”. ¿Qué ciudad, oyéndote, no envidiará ese preciosísimo establo y la gloria de su pesebre? Tu nombre se ha hecho famoso en la redondez de la tierra y te llaman dichosa todas las generaciones. Por doquier te proclaman dichosa, ciudad de Dios. En todas partes se canta: El hombre ha nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado. En todo lugar, repito, se anuncia se proclama que Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá.
Y no en vano se añade de Judá, pues la expresión nos insinúa que la promesa se hizo a nuestros padres. No se le quitará a Judá el cetro, no dejará de salir el caudillo de entre sus muslos, basta que llegue el que tiene que venir. El mismo será la esperanza de todas las naciones. Es cierto que la salvación viene de los judíos, pero se extiende hasta los confines de la tierra. Está escrito: A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás tus manos sobre las nucas de tus enemigos; y otras cosas que leemos, pero que nunca se cumplieron en la persona de Judá, sino únicamente en Cristo: él es el león de la tribu de Judá. Sobre esto mismo está también escrito: Judá es un cachorrillo de león; te has abalanzado hacia la presa, hijo mío. Cristo es el hábil cazador que, antes de saber decir mamá o papá, se llevó el botín de Samaria. Diestro conquistador que, subiendo a lo alto, llevó cautiva a la misma cautividad. Y, sin robar nada, distribuyó dones a los hombres.
La expresión Belén de Judá nos recuerda estas profecías y otras parecidas que se cumplieron en Cristo, porque se referían a su persona. Ya no nos interesa saber si de Belén puede salir algo bueno.
Lo que sí nos interesa saber es la manera como quiere ser acogido el que quiso nacer en Belén. Quizá alguno hubiera pensado prepararle fastuosos palacios, para acoger con realce al rey de la gloria. No es ése el motivo de su venida desde el trono real. En la izquierda trae honor y riquezas, y en la derecha largos años. En el cielo había abundancia eterna de todas estas cosas, pero no pobreza. Precisamente abundaba y sobreabundaba esto en la tierra, y el hombre ignoraba su valor. El Hijo de Dios se prendó de ella, bajó, se la escogió, y revalorizó su encanto para nosotros. Engalana tu lecho, Sión; pero con humildad y con pobreza. i.e agradan estos pañales. María nos asegura que le gusta envolverse con estas telas. Sacrifica a tu Dios las abominaciones de los egipcios.
Por último, fíjate que nace en Belén de Judá. Procura tú mismo llegar a ser Belén de Judá. Entonces no desdeñará tu acogida. Belén es la “casa del pan”. Judá significa confesión. Tú sacia tu alma con el alimento de la palabra divina. Y aunque indigno, recibe con fidelidad y con la mayor devoción posible ese pan que baja del cielo y que da la vida al mundo: el cuerpo del Señor Jesús. De este modo, la carne de la resurrección renovará y confortará al viejo odre de tu cuerpo. Así, mejorado por este sedimento, podrá contener el vino nuevo que está en el interior. Y si, en fin, vives de la fe, nunca te lamentarás de haber olvidado de comer tu pan. Te has convertido en Belén, y digno, por tanto, de acoger al Señor; contando siempre con tu confesión. Sea, pues, Judá tu misma santificación. Revístete de confesión y de gala; condición indispensable que Cristo exige a sus ministros.
Para concluir, el Apóstol te pide estas dos cosas en breves palabras: gue la fe interior alcance la justicia y que la confesión pública logre la salvación. La justicia en el corazón, y el pan en la casa. Ese es el pan que santifica. Dichosos los que tienen hambre de justicia, porque quedarán saciados. Haya justicia en el corazón, pero que sea la justicia que brota de la fe. Únicamente ésta merece gloria ante Dios. Afore también la confesión en los labios para la salvación. Y ya, con toda confianza, recibe a aquel que nace en Belén de Judá, Jesucristo, el Hijo de Dios.

Convertido tras el 11S, ahora lo rechazan en Hollywood

Stephen Baldwin como protagonista de The Genius Club,  una cinta de gran valor y escasa difusión.
Stephen Baldwin como protagonista de The Genius Club, una cinta de gran valor y escasa difusión.
(Transcrito de ReL)
Ser cristiano en Hollywood más que abrir puertas te las cierra porque es vivir de una manera muy diferente al pensamiento dominante que se vive en este ambiente. Si no que se lo digan a actores como Jim Caviezel (representó a Jesús en La Pasión de Cristo) o a Eduardo Verástegui. Esto mismo le ha ocurrido a Stephen Baldwin, que aseguró en un conocido programa de televisión que confesar ser un cristiano devoto le destrozado su carrera cinematográfica.
Este estadounidense, miembro de una familia de actores de la que cuatro hermanos son actores y/o directores, aseguró en “Good Morning America” de la NBC que su fe no encaja con la mayoría de ejecutivos en Hollywoody que su fuertes convicciones, dice, generan “controversia” por lo que los directores prefieren pasar por alto a este actor y elegir a otro. Así Baldwin cuenta cómo un director de casting le decía que barajaba su nombre para algunas películas pero que el resto “sólo le miran como si estuviera loco”. Por ello, preguntado por si se podía tener éxito en Hollywood y ser cristiano dijo con franqueza: “No lo parece ahora, ¿verdad?”.
Ante esta situación, Stephen Baldwin, que se convirtió tras los atentados del 11-S en Nueva York, ha optado por dirigir sus propias películas en las que la fe tiene un protagonismo fundamental.

Su turbia juventud

Baldwin vivió una juventud llena de excesos y fueron los brutales atentados los que le hicieron reflexionar realmente sobre la vida. Además, poco antes de estos sucesos su esposa también había abrazado la fe, lo que supuso un cúmulo de circunstancias que llevaron a Stephen a seguir a Jesucristo.

La niñera que cambió la familia

Un hecho culminante se produjo tras su matrimonio con Kenia, una mujer brasileña. Pronto se quedó embarazada y en Brasil es costumbre contratar una niñera cuando el bebé está en camino. Así lo hicieron. En la primera semana de trabajo con la familia Baldwin, esta chica cantaba en portugués canciones de Jesús. Unos días después su esposa le dijo: “¿Oyes lo que está cantando? Está cantando acerca de Jesús”. Poco a poco Kenia se fue acercando a la niñera, que le dijo que no estaba allí sólo para limpiar su casa sino para anunciar a la familia la palabra de Dios.
Mientras su mujer se iba convirtiendo, Stephen seguía inmerso en su vida en Hollywood, en un estilo de vida muy diferente. Pero dos momentos cambiaron su vida.

El 11-S, un punto clave

El primero llegó cuando Kenia le dijo: “cariño, siéntate. Tengo que hablar contigo. He aceptado esta noche a Cristo como mi Señor y Salvador”. Asegura Baldwin que entonces vio una “metamorfosis radical hermosa, algo increíble”. Desde ese momento, su esposa entró en un grupo de oración evangélico y leía la Biblia durante largos ratos. Además, rezaba mucho. Esto comenzó a interrogar a su marido.
Estas preguntas que le surgieron se unieron al segundo momento clave: los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. “Me asusté mucho”, confiesa y tras el ejemplo de su mujer se planteó que “tal vez era hora de pensar en la fe”. Así comenzó su camino hacia Jesús. Un mes después de los atentados ya comenzó su camino. Años después de esto tiene una fe convencida a pesar de las consecuencias que esto ha tenido en su trabajo. “Creo que estamos en un momento particular de la historia en el que es la hora de que la gente vuelva a Jesús”.

Su vida en un reality

Millones de personas han podido observar el cambio de este actor. De hecho participó en un reality show, un Gran Hermano para famosos, en el que sorprendió a todos tras hablar todo el tiempo de Dios al resto de compañeros.
De su participación en aquel programa destaca cómo se quedó hasta bien entrada la noche con el ex futbolista y actor, Vinnie Jones, al que le explicó la Biblia y junto al que rezó de rodillas al final de la noche, lo que generó gran controversia entre el resto de concursantes.

Su faceta de padre

La fe que ha alimentado durante años a Stephen Baldwin también se ha manifestado en la educación de sus dos hijos. Asegura que es importante hablar a los niños del día a día y no rehuir temas incómodos como el sexo o las drogas. “Una o dos veces por semana, mi esposa y yo nos sentamos con los niños para tener una reunión familiar. Hablamos de la vida y las cosas que sucedieron durante la semana”, asegura.
Tras sus excesos en la juventud considera importante estar cerca de sus hijos ahora que están en plena adolescencia. “Mis dos niñas son personas muy, muy fuertes de fe, lo que les ha permitido ser lo que son y tomar mejores decisiones”. Pero esto no quita que “vivamos en un mundo con demasiados elementos que pueden afectar a los niños, a través de internet, los medios de comunicación o las revistas. Por eso para mí es importante estar allí, y con respeto y cuidado, orientarlas y guiarlas en la dirección correcta”.

Maciel Degollado-Guízar, vinculado a la Trilateral Comission, Televisa y Slim

Maciel Degollado-Guízar y Carlos Slim, "el milimillonario más milimillonario del mundo"
Maciel Degollado-Guízar y Carlos Slim, “el milimillonario más milimillonario del mundo”

(Con infromación de La Jornada)
Juan Pablo II nombró a Maciel miembro de la Comisión Interdiscasterial para la Justicia dentro del clero en 1991, así como miembro de la IV Conferencia del CELAM en 1992, y del Sínodo de Obispos sobre la Vida Consagrada en 1993, Consultor Permanente de la Congregación del Clero desde 1994 y miembro de la Asamblea Especial para América del Sínodo de Obispos en 1997.
En 1996 el ex presidente del Club de Banqueros, Manuel Espinoza Yglesias, otorgó la presea Pericles a Marcial Maciel. También “son conocidos sus vínculos con las empresas Telmex (Carlos Slim), Televisa (Azcárraga Jean), Banamex, grupos empresariales como Apasco, Bimbo (Servitje), Pegaso (Burillo), IUSA (Peralta Quintero).
Han hecho aportaciones a los legionarios para sus diferentes obras empresarios como Barroso Rivera y los hermanos Cañedo White, Alfredo Elías ex subsecretario de Energía, Carlos Gómez del Banco Santander Mexicano, Gustavo Romero Kolbeck ex director general del Banco de México, Fernando Senderos (grupo DESC) entre otros.
Dada su relación con esta clase empresarial fue invitado a presidir la misa celebrada en ocasión de la muerte del magnate televisivo Emilio Azcarrága Milmo; así como la misa por la muerte de Soumaya Domit de Slim.
Para la también doctora en historia, el impacto de los mensajes de Maciel y sus legionarios en un sector importante del empresariado, que incluye algunos de los nuevos empresarios más ricos de América Latina como Carlos Slim, Olegario Vázquez Raña y Carlos Autrey entre otros simpatizantes y algunos políticos, y nexos con representantes del capital financiero internacional como Michael Camdessus, ex director del Fondo Monetario Internacional, el ex canciller norteamericano Henry Kissinger o Alexander Haig, el ex director de la OTAN, ha sido muy exitoso.
Marcial Maciel mantuvo una muy estrecha relación con Girolamo Prigione, delegado apostólico, y después Nuncio Apostólico (1978-1997) en México.
Actualmente, mantiene una estrecha relación con el cardenal Norberto Rivera, quien recibe apoyos desde su estancia como obispo en Tehuacán y responsable de Pastoral Familiar dentro del Episcopado. Y en su círculo se encuentran también el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda y el arzobispo de Yucatán Emilio Berlié.
En Roma, su amistad es estrecha con el cardenal Angelo Sodano, a quien se le consideraba que podría ser el sucesor de Juan Pablo II; también es amigo del cardenal Alfonso López Trujillo, de la Congregación de la Familia y el purpurado mexicano Javier Lozano Barragán, responsable del dicasterio de la Salud.

Ahora resulta que el Sacrosanto Concilio de Trento ¡fue herético!… según un neo “monje” de la Neo Iglesia

Gelabert Ballester
Gelabert Ballester

Tituló su editorial la posible herejía de quedarse en Trento

Martín Gelabert Ballester, supuesto dominico, y supuesto doctor en Teología Dogmática, igualmente supuesto católico, en su blog Nihil Obstat, con la tutela de la Neo Orden de los Predicadores enunció las siguientes herejías e irreverencias contra el Magisterio de la Iglesia:
“el Concilio deja libertad de pensamiento, de modo que (según Trento) un católico puede pensar que María fue concebida con pecado original y no por ello estar fuera de la comunión católica.”
Con esta absurda, herética y perversa afirmación el supuesto dominico prepara el terreno para luego inocular el veneno de lo que realmente buscaba; primero señalando que el dogma de la Inmaculada Concepción se podía PENSAR que no era tal, hasta que Pío IX lo proclamó dogma de Fe.
Partiendo de esa verdad, tramposamente sugiere que Trento fue un Concilio herético por no haber definido la Inmaculada Concepción como dogma de Fe. No lo afirma categóricamente para que los católicos no reacciones en forma directa contra el hereje; por eso insidiosamente desliza la cuestión:
“Si alguien, a propósito de este tema apelase al Concilio de Trento como guía segura de la verdad católica, se encontraría con una sorpresa…”
Y enseguida lanza el venenoso dardo:
“el Concilio deja libertad de pensamiento, de modo que (según Trento) un católico puede pensar que María fue concebida con pecado original…”
Miente Gelabert Ballester. En ningún momento el Concilio de Trento definió la “libertad de pensamiento” en materia doctrinal, y simplemente no definió algunos dogmas de Fe como la Inmaculada Concepción, la Infalibilidad del Papa, el Primado de Jurisdicción, la Asunción de María y otros que aún quedaron pendientes para definir con posterioridad.

(Texto transcrito del sitio de los Dominicos en España)

El título, evidentemente, es provocativo. Pretende invitar a la lectura. Dicho sea para curarme en salud. Pero el título también apunta a algo importante en teología católica: la Tradición avanza y crece. Quedarse en el pasado, por muy venerable que sea este pasado, puede conducir, en casos extremos, a la herejía. Voy a poner un ejemplo sensible para algunas mentalidades: la cuestión de María, concebida sin pecado original.
Si alguien, a propósito de este tema apelase al Concilio de Trento como guía segura de la verdad católica, se encontraría con una sorpresa: el Concilio deja libertad de pensamiento, de modo que (según Trento) un católico puede pensar que María fue concebida con pecado original y no por ello estar fuera de la comunión católica. Fue Pío IX, en la bula Ineffabilis Deus, el que proclamó el dogma de la inmaculada concepción de la Virgen María.
La constitución Dei Verbum del Vaticano II, cuando se refiere a la tradición y al Magisterio habla de “Magisterio vivo”. Vivo, calificativo importante. No es aceptable, en teología católica, apelar al Magisterio del pasado para descalificar el Magisterio del presente. Porque, si bien no hay contradicción real entre ambos magisterios, sí que puede haber matices importantes, que aparentemente inclinan determinadas cuestiones hacia modos de comprensión diferentes a los del pasado. Un matiz a propósito del dogma que nos sirve de ejemplo: el dogma habla de “inmaculada concepción de María”. El magisterio anterior hablaba de “concepción de María inmaculada”. Importancia del matiz: Inmaculada concepción = “sin pecado concebida”; concepción inmaculada = concepción de la toda santa.
La teología ayuda al Magisterio a encontrar mejores formulaciones y a comprender mejor la Revelación. Fue, en gran parte, gracias a la teología, cómo pudo pasarse del “piense usted lo que quiera sobre el pecado original de la Virgen” al dogma de la inmaculada concepción. También hoy la teología empuja hacia adelante para una mejor comprensión de la fe. Con tanteos e imprecisiones. Pero con la santa y buena intención de lograr una aplicación y comprensión más acertada y acorde con las necesidades actuales de nuestra fe.

Prepara la Sinagoga una mezcolanza de falsos obispones “sedevacantistas” para elegir un antipapa y engañar a los ultra-perplejos

Obispón concliar David Bell, made in London...
Obispón concliar David Bell, “sedevacantista” made in London

Con sede en Londres (¡otra vez!) David Bell se proclama como cabeza de la ”Sociedad Romano Católica del Papa León XIII” y se mercantiliza como “obispo tradicionalista”.
Este obispón (con órdenes inválidas) procede de la línea cabalista de Carlos Duarte Costa da Silva, quien luego de ser excomulgado por el Papa Pío XII, decidió formar su propia “Iglesia Católica Brasileña”, abjurando de la catolicidad y -por su puesto- del Papado, entre otros principios católicos.

Carlos_Duarte_Costa (1)
Duarte Costa da Sailva, de sangre comprometida, fue en Río de Janeiro el motivo de diversos escándalos; por formar un ejército armado personal con dinero de los fieles, por oponerse a la misa en latín, por oponerse al celibato sacerdotal, por pedir que se aboliera el secreto de confesión y se sustituyera por la “confesión pública”, la misa “versus populi”, el conciliábulo Vaticano II…
De la camarilla de mafiosos que Duarte Costa formó, han surgido varios descendiente “episcopales” como ”Sociedad Romano Católica del Papa León XIII” y la línea de Urbina Aznar. líder de los conclavistas Squetino, Aonzo y Ripoll, quienes pretenden ser los “cardenales” junto con Urbina, cuando Bell posiblemente sería entronizado como “papa” de los conclavistas.

Juan José Squetino Schatennhofer, de la línea cabalista de Duarte Costa.
Juan José Squetino Schatennhofer, de la línea cabalista del apóstata Duarte Costa.

La ascendencia pseudo episcopal del obispón Squetino Schattenhofer es francamente escandalosa, además de falaz y ridícula.
De inicio, el ex lefebvriano Schattenhofer fue inválidamente “consagrado” obispón por el falso obispón José Franklin Urbina Aznar y éste a su vez por el obispón José Ramón López Gastón.
López Gastón, antes fue seminarista en la Neo Iglesia, pero desertó para contraer matrimonio. Luego fue “ordenado” presbiterón por el herejetote de Guy Jean Tau Johannes de Mamistra Olivares.
Olivares a su vez ni siquiera era católico, pues era obispón de la “Iglesia Universal de la Nueva Alianza” y fue supuestamente “consagrado” obispón por el hereje Roger Caro, quien a su vez es “descendiente” del apóstata herejetón Carlos Duarte Costa, de la cismática “Iglesia Católica Brasileña”.

8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María


Inmaculada
Por San Alfonso María Ligorio
Grande fue la ruina que el pecado de Adán trajo a los seres humanos, pues al perder la gracia o amistad con Dios se perdieron también muchísimos bienes que con la gracia iban a venir, y en cambio llegaron muchos males.
Pero quiso Dios hacer una excepción y librar de la mancha del pecado original a la Santísima Virgen a la que Él había destinado para ser madre del segundo Adán, Jesucristo, el cual venía a reparar los daños que causó el primer Adán.
Veamos cómo convenía que Dios librara de la mancha del pecado original a la Virgen María. El Padre como a su Hija preferida. El Hijo como a su Madre Santísima, y el Espíritu Santo como a la que había de ser Sagrario de la divinidad.
PUNTO I: Convenía al Padre Celestial preservar de toda mancha a María Santísima, porque Ella es su hija preferida.
Ella puede repetir lo que la Sagrada Escritura dice de la Sabiduría: “yo he salido de la boca del Altísimo” (Ecl. 24, 3).
Ella fue la predestinada por los divinos decretos para ser la madre del Redentor del mundo. No convenía de ninguna manera que la Hija preferida del Padre Celestial fuera ni siquiera por muy poco tiempo esclava de Satanás. San Dionisio de Alejandría dice que nosotros mientras tuvimos la mancha del pecado original éramos hijos de la muerte, pero que la Virgen María desde su primer instante fue hija de la vida.
San Juan Damasceno afirma que la Virgen colaboró siendo mediadora de paz entre Dios y nosotros y que en esto se asemeja al Arca de Noé: en que los que en ella se refugian se salvan de la catástrofe; aunque con una diferencia: que el Arca de Noé solo libró de perecer a ocho personas, mientras que la Madre de Dios libra a todos los que en Ella busquen refugio, aunque sean miles de millones.
San Atanasio llama a María: “nueva Eva, y Madre de la vida”, en contraposición a la antigua Eva que nos trajo la muerte. San Teófilo le dice: “Salve, tú que has alejado la tristeza que Eva nos había dejado”. San Basilio la llama “pacificadora entre Dios y los seres humanos” y San Efrén la felicita como: “pacificadora del mundo”.
Pero el pacificador no debe ser enemigo del ofendido ni estar complicado en el delito u ofensa que se le ha hecho. San Gregorio dice que si para aplacar a un ofendido llamamos a uno que es su enemigo, en vez de aplacarlo lo irritamos más. Siendo que María iba a colaborar con Cristo a conseguir la paz entre Dios y nosotros, no convenía que ella fuera una pecadora o enemiga de Dios sino todo lo contrario: una mujer con el alma totalmente libre de toda mancha de pecado.
Convenía que María no tuviera la mancha del pecado original porque ella estaba destinada a llevar entre sus brazos al que iba a pisar la cabeza del enemigo infernal, según la promesa que Dios hizo en el Paraíso terrenal, cuando le dijo a la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre su descendencia y la tuya, y la descendencia de Ella te pisará la cabeza” (Génesis 3). Si María iba a ser la mujer fuerte que traería al que iba a aplastar la cabeza de Lucifer, convenía que Ella no estuviera ni siquiera por poco tiempo manchada con el pecado con el cual Lucifer manchó el alma de nuestros primeros padres. La que nos iba a ayudar a librarnos de toda mancha de pecado convenía que no tuviera ninguna mancha de pecado.
San Buenaventura dice: “Convenía que María que venía a librarnos de la vergüenza de estar manchados con el pecado, lograra verse libre de las derrotas que el demonio proporciona”.
Pero la razón principal por la cual convenía que el Padre Celestial librara a María de todo pecado es porque la tenía destinada a ser Madre de su Santísimo Hijo. San Bernardino decía que si no hubiera otros motivos bastaría este: que por el honor de su Hijo que es Dios, al Padre Celestial le convenía librar a María de toda mancha de pecado.
Santo Tomás enseña que lo que se consagra totalmente a Dios debe ser santo y libre de toda mancha. ¿Y qué creatura humana ha sido consagrada más perfectamente a Dios que la Virgen María? El rey David decía que un templo no se destina para los seres humanos solamente, sino sobre todo para Dios (1 Crónicas 29) y así también el Creador que formó a la Santísima Virgen con un fin principal: ser Madre de su Santísimo, seguramente adornó su alma con los más bellos adornos, y entre todos, el mejor: el estar libre de toda mancha de pecado, para que fuera digna morada donde iba a vivir nueve meses el Salvador del mundo.
San Dionisio afirma: “Dios preparó a su Hijo la más santa y bella morada en ese mundo: el alma de su Madre Santísima, libre de toda mancha”.
Y algo parecido dice la liturgia de la Iglesia cuando reza esta oración: “Oh Dios Omnipotente que por medio del Espíritu Santo has preparado el cuerpo y el alma de María como digna morada de tu Hijo, concédenos a los que la invocamos, vernos libres de todo mal. Amén”.
Gloria de los hijos es proceder de padres de intachable conducta. El libro de los Proverbios dice: “La gloria de los hijos son sus padres” (Prov. 17, 6). La gente llega a aceptar que los demás digan que sus padres eran pobres o ignorantes, pero lo que no desean de ninguna manera es que puedan afirmar que sus padres no eran gente buena. ¿Y cómo nos pudiéramos nosotros imaginar que Dios pudiendo hacer que su Hijo naciera de una mujer libre de toda mancha de pecado, hubiera permitido que Ella hubiera estado manchada por el pecado, y que Lucifer pudiera afirmar que aunque fuera por poco tiempo, había logrado esclavizar con el pecado a la Madre de Dios? No, esto nunca lo iba a permitir el buen Dios.
Por eso la Iglesia griega en uno de sus himnos dice: “Por especial Providencia hizo Dios que la Santísima Virgen desde el principio de su vida fuera tan totalmente pura cuanto convenía a su dignidad de Madre de Dios”.
Los santos dicen que a ninguna otra creatura le concede Dios alguna virtud o cualidad espiritual que no le haya dado antes a la Madre de su Hijo. San Bernardo afirma: “Las cualidades o virtudes que a otros santos da Dios, no se las negó a la Madre del Redentor”. Santo Tomás de Villanueva dice: “Esas cualidades y virtudes y privilegios que Dios les ha concedido a otros santos, ya antes los había regalado a la Santísima Virgen, y aún mucho mayores”. Y San Juan Damasceno se atreve a exclamar: “Entre las virtudes de la Santísima Virgen y las de los santos hay tanta diferencia como del cielo a la tierra”, y Santo Tomás explica que Ella es la Madre y los demás santos son simplemente “siervos”, y que se le acostumbra conceder más privilegios a la Madre que a los siervos.
San Anselmo se pregunta: ¿Pudo Dios preservar a ciertos ángeles de toda mancha de pecado, y no podía preservar a su propia Madre? ¿Pudo Dios crear a Eva sin mancha de pecado y no iba a poder crear el alma de María sin esa mancha? Y si pudo hacerlo y le convenía hacerlo, ¿por qué no iba a hacerlo?
Y continúa el gran doctor San Anselmo: “Era verdaderamente justo que a la Virgen a la cual tenía Dios reservada para ser Madre de su Hijo, la adornara con tan gran pureza que no sólo aventajara a los seres humanos y a los ángeles sino que también se pudiera decir de Ella que en pureza sólo le gana Dios”.
San Juan Damasceno exclama: “Dios vigilaba cerca de la Santísima Virgen, para que fuera totalmente pura, porque Ella iba a albergar por nueve meses al Salvador del mundo y lo iba a acompañar en todos sus 33 años sobre la tierra. La que iba a estar junto al más puro de todos los habitantes de la tierra, debía ser también totalmente Inmaculada y libre de toda mancha de pecado”.
De María se pueden repetir las palabras del Cantar de los Cantares: “Eres como un lirio entre espinas” (C. 2, 2). Todos fuimos manchados y somos como espinas, y Ella como un lirio blanquísimo, permaneció Inmaculada, sin mancha de pecado.
PUNTO II: Convenía al Hijo de Dios preservar a su Santísima Madre de toda mancha de pecado.
No se concede a los hijos poder escoger a su propia madre ni elegir qué tan santa debe ser. Pero si ello se nos permitiera, nosotros no iríamos a escoger por madre a quien no fuera bien santa y bien amiga de Dios. ¿Y Jesús que fue el Único Hijo que pudo escoger a su propia Madre y crearla según su parecer, no iba a hacer que la que le diera su naturaleza humana y lo acompañara cariñosamente durante toda su vida mortal fuera una mujer extraordinariamente pura y totalmente libre de toda mancha de pecado?
Cuando el Creador determinó que su Hijo naciera de una mujer, escogió a la que más convenía a su Altísima dignidad, dice San Bernardo. Y siendo conveniente que la Madre de un Redentor Purísimo fuera Ella también totalmente pura, así la hizo Nuestro Señor.
La Carta a los Hebreos dice: “Tal convenía que fuera nuestro Pontífice: santo, inocente, sin mancha de pecado, apartado de los pecadores” (Hebr. 7, 26). ¿Y la Madre de este Pontífice Supremo no convenía que fuera también Santa, inocente, sin mancha? ¿Y cómo se hubiera podido afirmar que Jesucristo estaba “apartado delos pecadores” si hubiera tenido una Madre pecadora?
San Ambrosio enseña: “Jesucristo eligió a María por Madre, no en la tierra, sino ya desde el cielo, y para morar en Ella y nacer de Ella y vivir acompañado por Ella, la llenó totalmente de santidad y de pureza”. Y este santo se atreve a llamar a María ‘Mansión Celestial’, no porque Ella no fuera humana, sino porque el Señor la adornó con cualidades celestiales para ser mansión donde viviera el Hijo de Dios.
Santa Brígida dice que en una revelación oyó que María superaba a los ángeles en santidad por estar destinada a traer al mundo al Redentor.
Y la misma santa añade: “María fue concebida sin mancha del pecado original, para que de Ella naciera el Hijo de Dios, también sin mancha alguna. Jesús no quiso permitir que la Madre de la cual iba a nacer, tuviera ni siquiera por breve tiempo, la mancha del pecado en su alma.
Los santos dicen que Dios libró a la Virgen María de padecer la podredumbre de un sepulcro, porque hubiera sido una deshonra para Jesucristo que su Madre se pudriera en una tumba. Pues si hubiera sido deshonroso para Jesucristo que su Madre sufriera la podredumbre de un sepulcro, mucho más deshonroso hubiera sido para Él que María hubiera tenido en su alma, aunque fuera por poco tiempo, la podredumbre del pecado. Hubiera sido verdaderamente deshonroso para Cristo encarnarse en una madre manchada por el pecado, y esclava de los enemigos del alma.
María no sólo fue Madre, sino digna Madre del Redentor, como la han llamado infinidad de santos. San Bernardo le dice: “Sólo tú has sido digna de que el Rey Celestial te eligiera para Madre suya”. Santo Tomás de Villanueva afirma: “Si la escogió Dios para madre de su Hijo, es porque estaba bien preparada para este oficio sublime”. La misma Iglesia Católica en una de sus oraciones dice: “La Santísima Virgen, cuyas entrañas merecieron llevar al Salvador del mundo”. Y Santo Tomás de Aquino lo explica así: “Decimos que Ella mereció llevar en sus entrañas al Salvador del mundo, no porque Ella mereciera por sí misma la Encarnación, sino porque recibió de Dios todo el grado de pureza y de santidad, que eran convenientes para ser Madre del Salvador”. Y San Pedro Damián añade: “María recibió de Dios tal grado de santidad que mereció el singular privilegio de ser la única digna de ser elegida como Madre del Redentor”.
Santo Tomás enseña que cuando Dios elige a una persona para un oficio especial le concede las gracias y cualidades que necesita para este oficio. Y deduce de esto que si escogió a María para Madre del Redentor, seguramente le concedió a Ella todas las gracias y cualidades que este sublime oficio exigía. Y es que el ángel le dijo: “No temas María, que has hallado gracia delante de Dios” (S. Lucas 1, 30). Si María hubiera tenido mancha de pecado, no hubiera hallado esa gracia y simpatía delante de Dios. Para Jesús habría sido un verdadero desdoro haber tenido por madre a una mujer manchada de pecado.
San Agustín cuando habla de la Santísima Virgen dice: “aquí ni siquiera me atrevo a nombrar el pecado, porque Ella por la excelsa condición de estar destinada a ser Madre de Cristo, tenía que estar libre de todo pecado. María que concibió y dio a luz al que no tuvo la más mínima mancha de pecado, debía estar ella también libre de esa mancha, y recibió gracias especialísimas para vencer en todo el pecado” (De Nat y grat. L.C. 36 Nº 42).
De todo esto teneos que concluir que el Hijo de Dios se escogió por Madre a una mujer tan pura que nunca tuviera que avergonzarse de estar manchada con pecado alguno.
San Proclo exclama: “Para Jesús nunca fue deshonroso que lo llamaran el hijo de María. Pero sí le habría sido deshonroso que los demonios le hubieran podido decir: ‘Tu madre fue pecadora en otro tiempo y esclava nuestra’”.
Dios que es la Sabiduría misma supo fabricarse muy sabiamente en la tierra a la que había de ser morada de su Hijo. Y si el profeta anunció: “La sabiduría no morará con gusto en cuerpo manchado por el pecado” (Sap. 1, 4) ¿cómo podríamos imaginar que el Hijo de Dios, Sabiduría Infinita, hubiera escogido habitar en su encarnación, a una mujer que no estuviera absolutamente libre de toda mancha de pecado?
Un autor sagrado decía: Dios no encontró otro palacio más bello ni más puro que la Virgen María, para que su Hijo Santísimo viniera a habitar y nacer.
San Cirilo afirma: ¿Qué tal que uno construyera una hermosa morada para sí mismo y después se la diera a un enemigo suyo para que la habitara? ¿Y qué diríamos de Dios, que habiendo formado a la Virgen Santísima para orada y nacimiento de su Hijo, le dejara luego esa santa morada al pecado para que la habitase?
Ningún hijo amó ni amará jamás a su propia madre con un amor tan grande como el de Jesús a María. ¿Y podríamos decir que la amaba verdaderamente si la dejaba esclava del pecado? ¿Si la honra como ningún otro hijo ha honrado a la propia madre, podría permitir que quedara deshonrada con la mancha del pecado? Pregunta Gerson.
San Agustín dice que hay dos modos de redimir: uno, levantando a quien ya cayó en pecado, y otro, evitando que la persona caiga en pecado. Pues a María la redimió de este modo, superior al otro: la libró de toda mancha de pecado, y de caer en pecado.
San Buenaventura en un sermón decía que el Espíritu Santo en vez de tener que liberar después a María Santísima del pecado original, la preservó de este pecado desde el momento mismo de su Inmaculada Concepción.
Y el Cardenal Cussano dice algo muy parecido: “A María, la gracia de Dios la preservó de toda mancha de pecado, mientras que a las demás creaturas lo que hace la gracia es liberarlas de las manchas del pecado que ya tienen. A Ella el Redentor la preservó de mancharse el alma con el pecado, mientras que a los demás el Redentor los libera de esa mancha de pecado cuando ya la han contraído”.
Hugo de San Víctor exclama: “El fruto declara qué tal es el árbol que lo produjo. Si el fruto del vientre de la Virgen María fue Jesús, el totalmente puro, el Inmaculado y Santísimo, así la Madre que lo engendró debió ser totalmente pura, inmaculada y santísima. Sólo María fue digna de ser Madre de tal Hijo, y sólo Jesús fue digno de ser hijo de tal Madre”.
San Ildefonso le dice: “porque eres perfecta y totalmente pura, por eso fuiste elegida para ser Madre del Creador”.
PUNTO III: Convenía al Espíritu Santo que María fuera totalmente libre de toda mancha de pecado.
Santo Tomás llama a María: “Sagrario del Espíritu Santo”. Varios santos la llaman “Templo del Espíritu Santo”. Pues bien, el Espíritu Santo estaría más contento y más satisfecho si el Sagrario o el templo donde iba a habitar era totalmente libre de toda mancha de pecado. Por eso Dios libró a María de toda mancha pecaminosa.
En el Cantar de los Cantares se dice algo que le corresponde muy bien a María Santísima: “Eres totalmente hermosa y en ti no hay mancha alguna ni defecto” (Cant. 4, 7) y también: Tu eres como un huerto cerrado a donde no han llegado los enemigos a hacer mal, y eres como una fuente sellada que nadie ha podido contaminar (Cant. 4, 12). San Bernardo dice que el Espíritu Santo que es el autor principal de la Sagrada Biblia, afirmó esto de la Santísima Virgen. Y en el Libro Sagrado sigue diciendo: “Las jóvenes son muchas, pero una sola es mi paloma, la perfectamente pura” (Cant. 6, 7).
Por eso el Ángel le dijo al saludarla “Salve, llena de gracia”. San Sofronio dice que a las demás creaturas les concede Dios mucha gracia y bendición, pero que a María la llenó totalmente de su gracia. Y si estaba llena de gracia de Dios no podía tener mancha de pecado en su alma.
San Pedro Damián afirma: “La que Dios eligió para ser Madre de su Hijo debía tener su alma totalmente llena del Espíritu Santo”. Y por lo tanto sin sitio para la mancha del pecado.
Los Santos afirman: “María estuvo siempre llena de luz espiritual en el alma, y nunca tuvo tinieblas de pecado en su espíritu”. – “Dios que creó pura a la Madre carnal de los seres humanos, también podía crear totalmente pura a María, la Madre espiritual de todos los creyentes” – .
San Bernardino afirma: “No es aceptable que Jesús quisiera nacer de una madre manchada por el pecado, pudiendo nacer de una madre totalmente pura y santa”.
Si el ángel le dice: “Has hallado gracia delante de Dios” puede significar que en su alma no había ninguna mancha de pecado que la hiciera antipática ante Nuestro Señor.
Ya en el año 1661 solamente entre los Padre Dominicos (que eran los más reacios) se habían contabilizado 136 escritores de esa Orden religiosa que proclamaban que María no tuvo ni la más mínima mancha de pecado en su alma. Y las Universidades más famosas de entonces: la de La Sorbona en París, las de Colonia y Nápoles en Italia, las de Salamanca y Alcalá en España y la de Maguncia en Alemania, declararon solemnemente estar totalmente de acuerdo con la idea de que María Santísima fue preservada de toda mancha de pecado. Si tan altos intelectuales lo han proclamado, ¿por qué no proclamar esto mismo todos los fieles sencillos de la Iglesia Católica?
La Iglesia Católica ha celebrado desde muy antiguo la fiesta de la Inmaculada Concepción, en recuerdo de que María fue concebida sin pecado original, y esta fiesta la han aprobado los Sumos Pontífices y los obispos de todo el mundo.
La Iglesia celebra también el 8 de septiembre la fiesta del nacimiento de la Virgen María. Santo Tomás enseña que la Iglesia católica no acostumbra celebrar el nacimiento de sus santos, pero que a María sí le celebra el nacimiento porque Ella fue totalmente santa ya desde antes de nacer (Summa. T. 3, q. 27 a 1).
ORACIÓN: Inmaculada Madre Mía, me alegro contigo al verte enriquecida con tanta pureza por parte de Dios y quiero dar gracias al Creador por haberte preservado de toda mancha de pecado, como lo creo firmemente. Y estoy siempre dispuesto a defender la gran verdad de que has sido concebida sin mancha de pecado original.
Quisiera que todo el mundo te admirara y te alabara, como la Aurora que anuncia la llegada del Sol, que es Jesucristo; como el Arca de la Nueva Alianza, que se salvó del naufragio de la mancha del pecado original, como la Paloma sin mancha y blanquísima, como el Huerto cerrado al cual no han logrado llegar los enemigos del alma, como la Fuente Sellada que no ha sido contaminada, como el blanco lirio que floreció entre las espinas, pues en medio de tantas gentes manchadas con el pecado, tu naciste y te conservaste siempre blanca, pura y completamente amiga del Divino Creador.
Permíteme que te alabe con las palabras pronunciadas por el mismo Dios: “Toda hermosa eres tú, y en ti no hay mancha alguna”. Oh amabilísima e Inmaculada María: tu que eres tan bella ante los ojos de Dios, no dejes de mirar con compasión a las asquerosas llagas de mi pobre alma. Mírame con compasión y ayúdame a curarme de las llagas de mis pecados. Tú que eres un imán que atrae los corazones, atráeme también a mí hacia tu corazón maternal. Tú que desde el primer momento de la vida apareciste tan completamente pura y tan agradable a Dios, ruega por mi que no sólo nací con la mancha del pecado original sino que durante toda mi vida he venido manchando mi alma con tantas culpas y pecados. Dios que te eligió como Hija predilecta del Padre, y Madre Santísima del Hijo y Sagrario del Espíritu Santo, y por eso te libró de toda mancha de pecado y te demostró más amor que a toda otra creatura, ¿qué favor o gracia que pidas para nosotros te podrá negar? Virgen Inmaculada: ¡tienes que ayudarme a salvarme! Por eso te digo con San Felipe Neri: haz que yo siempre me acuerde de Ti, y Tú nunca te olvides de mí. Me parece que faltaran mil años todavía para poder contemplar tu hermoso rostro maternal en el cielo, para empezar a amarte y alabarte en el Paraíso como a la más buena de las madres, mi madrecita, mi Reina, mi gran benefactora, la más bella, la más amable, la más pura, la siempre Inmaculada Virgen María. Amén.

Papa Pío IX
Papa Pío IX
Pío IX, el papa de la Inmaculada Concepción
Antecedentes de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que «será hasta el fin de los siglos recordado como uno de los días más gloriosos de la Historia» — extractos de la obra «Pío IX», del Prof. Roberto de Mattei *
El 2 de febrero de 1849, el Pontífice —que el 1º de julio del año anterior había nombrado una comisión de teólogos para examinar la posibilidad y la oportunidad de la definición— dirigía a todos los obispos del mundo la encíclica Ubi primum nullis, a fin de pedir el parecer de todo el episcopado católico sobre el mérito de la definición.
Las respuestas favorables de los obispos a la encíclica fueron 546 —de un total de 603— es decir, más del 90%. Confortado, así, por el apoyo del episcopado, además de los pareceres emitidos por una congregación cardenalicia y una comisión teológica, expresamente constituidas para ese fin, y de laCompilación redactada por otra comisión, dirigida por el cardenal Raffaele Fornari, conargumentos para servir al redactor de la Bula dogmática, Pío IX anunció, finalmente, el 1º de diciembre de 1854, al Sagrado Colegio reunido en consistorio secreto, la inminente proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, prevista para el día 8 del mismo mes.
La Bula Ineffabilis Deus fue, así, el resultado de nueve esquemas sucesivamente elaborados, a través de la consulta hecha a diversas comisiones encargadas del trabajo de preparación.
* * *
Viernes, 8 de diciembre de 1854. Desde las seis de la mañana, las puertas de San Pedro estuvieron abiertas y, a las ocho, la inmensa basílica ya estaba repleta de pueblo. En la capilla Sixtina, donde estaban reunidos 53 cardenales, 43 arzobispos y 99 obispos, llegados de todo el mundo, tuvo inicio una gran procesión litúrgica que se dirigió hacia el altar de la Confesión, en la basílica del Vaticano, donde Pío IX celebró la Misa solemne.
Al terminar el canto del Evangelio en griego y latín, el cardenal Macchi, decano del Sacro Colegio, asistido por el miembro de mayor edad del episcopado latino, por un arzobispo griego y uno armenio, vino a postrarse a los pies del Pontífice a implorarle, en latín y con voz sorprendentemente enérgica para sus 85 años, el decreto que habría de ocasionar alegría en el Cielo y el mayor entusiasmo en toda la Tierra. Después de entonar el Veni Creator, el Papa se sentó en el trono y, portando la tiara sobre la cabeza, leyó con tono grave y voz fuerte la solemne definición dogmática.
* * *
Desde el momento en que el cardenal decano hizo la súplica para la promulgación del dogma hasta el Te Deum, que fue cantado después de la Misa, a la señal dada por un tiro de cañón desde el Castillo de Sant’Angelo —durante una hora, de las once al mediodía— todas las campanas de las iglesias de Roma tocaron festivamente para celebrar aquel día que, como escribe Mons. Campana, “será hasta el fin de los siglos recordado como uno de los más gloriosos de la historia. [...] La importancia de este acto no puede pasar inadvertida por nadie. Fue la solemne afirmación de la vitalidad de la Iglesia, en el momento en que la impiedad desenfrenada se vanagloriaba de haberla casi destruido”.1
Todos los presentes afirman que, en el momento de la proclamación del dogma, el rostro de Pío IX, bañado en lágrimas, fue iluminado por un haz de luz que bajó de lo alto.2 Mons. Piolanti, que estudió los testimonios dejados por los fieles que presenciaron el hecho, afirma, a la luz de su amplia experiencia en la basílica del Vaticano, que en ningún periodo del año, mucho menos en diciembre, es posible que un rayo de sol entre por una de las ventanas para iluminar cualquier punto del ábside donde se encontraba Pío IX,3 y concuerda con la descripción hecha por la madre Julia Filippani, de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, presente en San Pedro con su familia en el momento de la definición, según la cual no era posible explicar naturalmente el extraordinario fulgor que iluminó el rostro de Pío IX y todo el ábside: “Aquella luz —declara ella— fue atribuida por todos a una causa sobrenatural”.4
La definición del dogma de la Inmaculada Concepción suscitó un extraordinario entusiasmo en el mundo católico y reveló la vitalidad de la fe católica, en un siglo agredido por el racionalismo y por el naturalismo. “Después de la definición del Concilio de Éfeso sobre la divina maternidad de María —escribe aún el teólogo Campana— la historia no puede registrar otro hecho que haya suscitado tan vivo entusiasmo por la Reina del Cielo como la definición de su total exención de culpa”.5
Entre los numerosísimos recuerdos de la solemne definición que permanecieron hasta nuestros días, se conserva aún la columna de la Inmaculada, en la Plaza de España, en Roma, erguida el 18 de diciembre de 1856 y bendecida por Pío IX el 8 de septiembre de 1857.
* * *
El primer gran acto del Pontificado de Pío IX —la definición del dogma de la Inmaculada— es mucho más que la pública expresión de aquella profunda devoción a la Santísima Virgen, que desde la infancia había caracterizado la espiritualidad de Giovanni María Mastai Ferretti. Manifiesta su profunda convicción en la existencia de una relación entre la Madre de Dios y los acontecimientos históricos, y, de modo particular, de la importancia del privilegio de su Inmaculada Concepción, como antídoto para los errores contemporáneos, cuyo punto de apoyo está precisamente en la negación del pecado original.
El fundamento de este privilegio mariano está en la absoluta oposición existente entre Dios y el pecado. Al hombre concebido en pecado se contrapone María, concebida sin pecado. Y a María, en cuanto Inmaculada, le fue reservado vencer al mal, los errores y las herejías que nacen y se desarrollan en el mundo a consecuencia del pecado. De María la Iglesia canta la alabanza: Cun ctas haereses sola interemisti in universo mundo.6
El privilegio de la Inmaculada debe ser considerado, pues, no de manera abstracta y estática, sino en su proyección histórica y social. La Inmaculada no es, en verdad, una figura aislada de las otras naturalezas humanas que fueron, que son y que serán: “Toda la historia humana es iluminada y ennoblecida por esta excelsa criatura, la única que, en perfección, es inferior solamente a Dios”.7
* * *
En el cuadro teológico de la Ineffabilis Deus, la Santísima Virgen se nos presenta, pues, como la vencedora gloriosa de las herejías de la cual hablan todos los Pontífices. Y es a la oposición entre la Virgen toda bella e Inmaculada y la crudelísima serpiente, que nos remite, como a sus primeros y fundamentales agentes, el antagonismo radical entre la Iglesia y aquella Revolución de los tiempos modernos, que tiene sus gérmenes más activos y profundos en el desorden de las pasiones, fruto del pecado del hombre decaído.8
La Revolución —organización social del pecado— está destinada a ser vencida por la gracia, don divino concedido a los hombres en la Cruz por Nuestro Señor Jesucristo. La Virgen Dolorosa, Regina Martyrum, fue asociada a esta obra redentora, a los pies de la Cruz, por haber sufrido sobre el Calvario, en unión con su Hijo, el mayor de los martirios. Es en la Cruz que se funda la mediación universal y omnipotente de María, verdad que constituye la mayor razón de esperanza para todos aquellos que combaten la Revolución. Si la serpiente, cuya cabeza fue aplastada por la Virgen Inmaculada, es la primera revolucionaria, María, dispensadora y tesorera de todas las gracias, es, en verdad, el canal a través del cual los católicos alcanzarán las gracias sobrenaturales necesarias para combatir y aplastar a la Revolución en el mundo.
La lucha entre la serpiente y la Virgen, entre los hijos de la Revolución y los hijos de la Iglesia, se delinea, pues, como la lucha total e irreconciliable entre dos “familias espirituales”, como lo había profetizado en el siglo XVIII San Luis María Grignion de Montfort, el santo al cual se debe la lectura tal vez más inspirada y luminosa del pasaje del Génesis que constituye el punto de apoyo de la Ineffabilis Deus: “Pondré enemistades entre ti y la Mujer; y entre tu raza y la descendencia suya, Ella quebrantará tu cabeza, y tú andarás asechando a su calcañar” (Gen. 3, 15).
“Dios —comenta San Luis María— no puso solamente una enemistad, sino enemistades, y no solamente entre María y el demonio, sino también entre la posteridad de la Santísima Virgen y la posteridad del demonio. En otras palabras, Dios puso enemistades, antipatías y odios secretos entre los verdaderos hijos y siervos de la Virgen María y los hijos y esclavos del demonio. ¡No hay entre ellos la menor sombra de amor, ni correspondencia íntima existe entre unos y otros!” 9 La oposición entre estas dos familias espirituales está destinada a dividir implacablemente la humanidad, hasta el fin de la historia. Sobre este fondo de cuadro se sitúa la lucha entre la Iglesia y la Revolución.
Notas.-
(*) Roberto de Mattei, Pío IX, Librería Editora Civilización, Oporto, pp. 191-213.
1. Emilio Campana, María nel dogma cattolico, Marietti, Turín-Roma, 1936, pp. 598-599.
2. Positio, pp. 24, 129, 503, 1004, etc.
3. Mons. Antonio Piolanti, L´Immacolata Stella del Pontificato di Pío IX, in revista “Pío IX”, nº1 Enero-Abril, 1988), p. 42.
4. Positio, p. 129.
5. E. Campana, op. cit. p. 600.
6. Comm. Fest. B. M. V. ad Matut., ant. 7.
7. Luigi Bogliolo, Pío IX y l´Immacolata, en la revista “Pío IX” nº 3, (Setiembre-Diciembre, 1982), p. 326.
8. Cf. Plinio Corrêa de Oliveira, Revolución y Contra-Revolución, Buenos Aires, 1999.
9. San Luis María Grignion de Montfort, Trattato della vera devozione a María, Centro Mariano Monfortiano, Roma, 1976, p. 53.


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IARIO  PAMPERO Cordubensis
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Córdoba de la Nueva Andalucía, a 6 de enero del  Año del Señor de 2013. FESTIVIDAD DE LOS REYES MAGOS (MELCHOR, GASPAR y BALTASAR), EPIFANÍA DEL SEÑOR, (MANIFESTACIÓN).
Sopla el  Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! Gspp.*